La siguiente reflexión fue escrita por Dawson McAllister en su libro, A Walk with Christ to the Cross.
¡El Día de Resurrección! ¡Qué mañana debió ser para María Magdalena! Había pasado de dolor agonizante a la alegría y la celebración final. Su devoción por Cristo en un domingo, se evidenció por sus actos de amor:
- Ella fue una de las últimas en salir de su cruz.
- Ella llegó primera a la tumba.
- Ella fue la primera en decir que la tumba estaba vacía.
- Ella se quedó sola en la tumba.
- Estaba decidida a encontrar el cuerpo.
- Ella estaba dispuesta a cuidar de su cuerpo.
Debido a su gran devoción, María Magdalena fue recompensada por Cristo:
- Ella fue la primera en ver al Cristo resucitado.
- Ella fue la primera en hablar con el Cristo resucitado.
- Ella fue la primera en tocar al Cristo resucitado.
- Fue la primera en enterarse de sus planes nuevos.
- Ella fue la primera en tener la responsabilidad de decir a los demás de los planes de Cristo.
¡Qué hermosa es la devoción de María Magdalena. Su sendero de lágrimas condujo a través de profunda tristeza y dolor, seguida por la alegría milagrosa. Su vida, hoy en día, es un ejemplo para nosotros. Nos enseñó que todo el que quiera seguir a Cristo se unirá en sus sufrimientos, pero también compartirá la alegría de su resurrección.
“María Magdalena fue a los discípulos con la noticia: ‘¡He visto al Señor!’ Y ella les dijo que Él había dicho estas cosas para ella” (Juan 20:18 NVI).
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