Frederick Buechner Sobre la Cuaresma

Publicado originalmente en Wishful Thinking

EN MUCHAS CULTURAS existe la antigua costumbre de destinar la décima parte de los ingresos de cada año a algún uso sagrado. Para los cristianos, observar los cuarenta días de Cuaresma es hacer lo mismo con aproximadamente una décima parte de los días de cada año. Después de ser bautizado por Juan en el río Jordán, Jesús se fue solo al desierto, donde pasó cuarenta días preguntándose qué significaba ser Jesús. Durante la Cuaresma, se supone que los cristianos se preguntan de un modo u otro qué significa ser ellos mismos.

Si tuviera que apostar todo lo que tiene sobre si Dios existe o no, ¿a qué lado iría su dinero y por qué?

Cuando te miras a la cara en el espejo, ¿qué es lo que más te gusta de ella y qué es lo que más lamentas?

Si sólo tuviera un último mensaje que dejar al grupo de personas más importantes para usted, ¿qué sería en veinticinco palabras o menos?

De todas las cosas que has hecho en tu vida, ¿cuál es la que más te gustaría deshacer? ¿Cuál es la que te hace más feliz recordar?

¿Hay alguna persona en el mundo, o alguna causa, por la que, si las circunstancias lo exigieran, estarías dispuesto a morir?

Si éste fuera el último día de tu vida, ¿qué harías con él?

Oírte a ti mismo intentar responder a preguntas como éstas es empezar a oír algo no sólo de quién eres, sino de lo que estás llegando a ser y de lo que estás dejando de llegar a ser. Puede ser un asunto bastante deprimente en conjunto, pero si el cilicio y las cenizas están al principio, algo como la Pascua puede estar al final.

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