En las últimas semanas hemos estado hablando de Tercera Ola que se realizó en Bangkok, Tailandia hace un mes. En actividades grandes como esta, quizás lo que viene a nuestras mentes son los tiempos de adoración y prédicas. Tal vez son las relaciones con gente de varias culturas. Pero por muchos años, la Iglesia del Nazareno ha usado eventos como Tercera Ola, Congresos Nazarenos Juveniles, y la Asamblea General para llamar a su gente al servicio.

En Bangkok no fue diferente. Todos tomamos un día para pintar, limpiar ríos y comunidades afectadas por las inundaciones hace cuatro meses, jugar con niños, evangelizar, reparar techos, ¡y mucho más! Claro, sentimos la presencia del Señor en los cultos. Pero también creo que nuestro Dios es un Dios que ensucia las manos. Es un Dios que se humilla, que sirve. Y en las calles estrechas de Bangkok, sentí su presencia mientras servimos a los demás.
De hecho, el impacto en los tailandeses fue palpable. Sacando basura de un río asqueroso y apestoso, se nos acabaron las bolsas de basura. La dueña de una tiendita nos regaló veinte más. Después, la misma gente de la comunidad decidió acompañarnos en los proyectos. Sin poder hablar el mismo idioma, nos metimos en muchas situaciones chistosas (¿lavando las manos con aceite de olivo, alguien?), ¡pero fue sorprendente ver cómo los cristianos nazarenos de Tailandia empezaron a ver una puerta abierta para compartir su fe!

En el transcurso del día, el alcalde de ese vecindario estaba hablando con una misionera y en algún momento se empezó a reír. Señaló al Coordinador Global de JNI y al Superintendente General cargando madera para reparar un techo. Con una mirada de confusión, preguntó a la misionera, “¿Por qué están trabajando así Adjahn Hartke y Adjahn Duarte?» En Tailandia, Adjahn quiere decir maestro, encargado, líder, y los Adjahns nunca se bajan para hacer el trabajo de un obrero común y corriente. “Qué tipo de iglesia son ustedes?” nos preguntó con interés.
La respuesta en ese momento y por los siglos es que somos una Iglesia donde los Adjahns toman la toalla y el lebrillo y lavan los pies de los demás. Yo quiero ser parte de una Iglesia así.
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