La Cara de Santidad

En las últimas dos semanas hemos estado hablando de la santidad.  Quizás para algunos, tanta conversación sobre una vida santa es abrumante,  ¿verdad?  La idea de ser perfecto como Dios es perfecto nos exige demasiado, ¿o no?

Hay esperanza por una razón.  Al fin, la santidad no está acerca de mí, de ti o de cualquier otro cristiano.  Santidad significa ver y reflejar la cara de Dios.

Cristo es todo.

Hudson Taylor, un misionero en China, escribió, “El Señor Jesús recibido, es la santidad iniciada. El Señor Jesús apreciado, es la santidad avanzada; cuando dependa del Señor Jesús como nunca, ausente y esencial, para cada momento, es la santidad completa”.

Jesús es “el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin” (Ap. 21:6).  Jesús es, “el iniciador y perfeccionador de nuestra fe” (Heb. 12:2).  Una vida santa es vivir cada momento dependiendo en Jesús.

Sí, la santidad es un proceso.  La vida de santidad no es automática.  ¿Quieres ser santo?  Ve la cara de Dios.

“Por tanto, todos nosotros mirando como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18).

***Esta entrada es escrita por Mary Lou Riggle, misionera nazarena jubilada quién sirvió en América Latina por muchos años.  Además, ha sido redactada por Anne Sickel, misionera voluntaria sirviendo en Costa Rica y MAC Sur.  Gracias a las dos por su excelente labor.

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