*Esta entrada ha sido escrita por Vivian Juárez, hija de misioneros nazarenos guatemaltecos, y una gran colaboradora con la JNI y Misión Global en la Región Mesoamérica.
“También nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está unido a todos los demás” (Romanos 12:5).
Cuando la Biblia habla de los primeros cristianos vemos en ellos a un grupo de personas que compartían y tenían todas las cosas en común. En muchas predicaciones, enseñanzas o estudios bíblicos hemos escuchado de la iglesia primitiva como un modelo que debemos imitar.
La Biblia nos llama a vivir en unidad con nuestros hermanos. Esto podría parecer un gran reto ya que implica llegar a acuerdos, compartir y darles prioridad a los demás. Seguramente, igual que nosotros, los primeros cristianos tenían muchas diferencias: distintas personalidades, distinto humor, carácter e ideas, pero aún así, ellos lograron tener todo en común.
La mejor figura que Pablo encontró para explicar a la iglesia qué tipo de armonía debe tener fue la comparación con un cuerpo; pensar en un cuerpo es pensar en una unidad, en integración, en muchas partes constituyendo un todo, que se ajustan de tal forma que consiguen un funcionamiento perfecto.
Sin duda alguna el cuerpo humano funciona de una forma maravillosa. Cada miembro responde apropiadamente en la búsqueda del bienestar del cuerpo entero, dejando que el cerebro tenga el control de todas las funciones.
Como iglesia debemos hacer lo mismo, ¿no? Daremos testimonio de unidad, de armonía y de salud, si dejamos que la cabeza tenga el control de todo lo que hacemos. El sacrificio de Jesús en la cruz hizo posible que nosotros podamos ser hijos de Dios, que cada cristiano en el mundo, sin importar lo que haga, sea parte de una misma familia, de un mismo cuerpo.
Todos somos diferentes, todos tenemos llamados, sueños o vocaciones distintas, pero ante todo no debemos olvidar que somos miembros del Cuerpo de Cristo, y como tales nuestra vida debe procurar, bajo la dirección de Cristo, el bienestar de todo el Cuerpo.
“Yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí” (Juan 17:23 NVI).
hey vivi!! gracias, tus reflexiones son muy buenas, me han ayudado como no tienes idea.. saluditos!!
no perdamos la vision de Jesus: ser uno en Él.. 🙂
gracias a Dios Naara, que nos permite compartir este espacio y crecer juntos!! Dios te bendiga mucho!!
gracias vivi por compartir esto es muy cierto.
ºººSOMOS UNO EN ÉLººº no olvidemos eso. busque- mos la unidad como iglesia.
aunque seamos diferentes lo que nos une es as fuerte que cualquier diferencia.
Dios te siga bendiciendo y usando en gran manera. Benciciones!! =D