Evangelizando el mundo…un café mocha a la vez

coffee_cupHace unas pocas semanas atrás recibí un mensaje de Facebook de mi tía, Tammy Robinson Duecker. Ella y su esposo se mudaron de los Estados Unidos a Australia hace unos meses para trabajar en una gran compañía en Brisbane. Pero ella se vio a sí misma como más que una mujer de negocios. Ella es una cristiana y por tanto una embajadora transcultural donde quiera que vaya. Este testimonio es un gran ejemplo de que tan seguido hacemos el evangelio algo peliagudo cuando solo debemos vivir nuestra fe en nuestra vida diaria. Gracias a Randy Ernesto Bathermy por su traducción de este testimonio.

Algunas personas que me conocen me hacen pasar momentos difíciles por mi amor por Starbucks. Y casi todos me hacen pasar malos ratos por mi café mocha de vez en cuando. Pero hoy me di cuenta que no era por el café, he aquí el porqué.

Entré a mi Starbucks esta mañana y Rechelle ni siquiera estaba en la caja registradora. Pero ella me dijo hola, mientras agarraba una taza y marcaba mi orden. El Señor Thomas me dijo: ¿Sabes qué? Lo haremos gratis.  Me sorprendí y pregunté, y él me dijo: Sí.

Kathleen también estaba en el registro y ella sonrió y dijo Hola. Los dos de la barra eran amigos míos también. Ethel siempre hace mi café mocha perfecto y enseña a los nuevos como hacerlo bien.  Nunca puedo recordar el nombre de la otra barrista pero ella es de Canadá –  ella me dio un sonriente hola.  Ella también sabe cómo hacer un mocha.

Mientras esperaba mi café mocha perfecto, estuve pensando en que el Señor Thomas me había dado una bebida gratis y ahora eso me hace llorar. ¿Por qué? No era por el café mocha, ni porque era gratis.  Era por la relación que había cultivado con esas personas.  Los veo tal vez de 5-10 minutos al día (depende de que tan ocupados estén), ellos preguntan: ¿cómo estás?, me extrañan cuando me voy, ellos me hablan un poco de sus vidas, ellos me orientaban de qué ver o hacer en Brisbane.  Ellos me hicieron sentir bienvenida.barista

Cuando llegamos a Brisbane, Mick (mi esposo) y yo le preguntamos a Dios qué debíamos hacer mientras estuviéramos aquí. No vino ningún gran mensaje a nosotros por medios sobrenaturales.  Pero un día que regresábamos de la iglesia a nuestra casa, nos dimos cuenta que lo mejor que podíamos hacer era amar a la gente de aquí. Construir una relación con ellos, fácil, ¿cierto?

De cierta manera, sí es fácil, especialmente si compartes el Espíritu Santo como nosotros con nuestros maravillosos amigos de la iglesia. Pero hace alrededor de unos 15 meses no hubiese sido fácil para mí. Habría sido más fácil hacer cosas de turistas, ir al trabajo, encontrar una iglesia y calentar los bancos cada domingo y bailar un vals fuera de Australia, sin que nadie supiera que había dos estadounidenses entre ellos.

Pero elegimos crear relaciones, hacer amigos, animar a la gente, orar por y con ellos. Ayudarles, llorar y reír con ellos y sí…

…tomarse un café mocha o dos con ellos.

No se trata del café. Tal vez es por eso que siempre pasa. Tengo que ir a conseguir un nuevo amigo y otro más e impactarlo.

Haz la diferencia donde estés hoy.  Compra un café mocha.

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