Ayer fue el Domingo de Resurrección, y para mí (Emily )fue un día agridulce (bittersweet). Por lo general, celebramos este día con gusto en nuestra casa. Tenemos algunas tradiciones de EEUU que hacemos con los niños, como pintar huevos y regalarles a los niños una canasta de Pascua que contiene sorpresitas y dulces. Hicimos todo esto, pero nos hacía falta algo grande – nuestro papá. Scott se fue de viaje el día anterior, y no estaba en casa para hacer nuestras tradiciones y tampoco estaba en el culto el domingo.
A veces cuando enfrento circunstancias así, no sé como sentirme. Si estuviéramos en ministerio en una iglesia local en EEUU, seguramente estaríamos juntos en el día más importante en nuestro calendario Cristiano. Pero, estamos en el campo misionero, y a veces nos toca hacer cosas en días que preferiríamos no hacerlo. ¿Debo sentarme tranquila y dejar que las cosas pasen, aunque no estoy de acuerdo con ellas? Algunas veces, tengo que decir sí – aunque es muy difícil. Cuando firmé mi contrato como misionera, este contrato sirvió como un contrato para apoyar a mi esposo en su ministerio también. Aunque preferiría que Scott estuviera en casa con nosotros, entiendo que Dios quiere que yo sea flexible.
La flexibilidad es una cualidad que todos los misioneros tienen que poseer. Después de pasar 4 años en el campo misionero, a veces me siento que Dios está aumentando mi flexibilidad cada día, a través de situaciones como describí arriba. Aunque estuve un poco triste porque nuestra familia no estaba “completa” para el Día de Resurrección, también gocé porque Jesús venció la muerte, y lo celebré con mis niños. Es interesante que Dios nos creó para que 2 emociones contradictorias pudieran co-existir, ¿verdad?
PD – la foto es de los niños, ¡listos para celebrar!
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