Qué Triste…

Uh-oh. Espero que la entrada del viernes pasado te haya hablado, pero si no, por lo menos Dios me ha hablado en estos días. Viajando a casa después del COM en Juchitán (ve las últimas tres entradas), estaba manejando detrás de un trailer grande. Yo estaba confundido un poco cuando el trailer deceleró y comenzó a manejar en el carril contrario. Yo no podía ver nada por el tamaño de la camión, pero de repente me di cuenta de por qué lo había hecho. Un hombre borracho estaba caminando en nuestro carril y claramente no sabía donde estaba. Con mucha precaución lo rebasamos y yo comenté dos palabras a los compañeros que me acompañaban, «Qué triste.»

Algunos minutos después empecé a escuchar una voz en mi mente que me decía, «Debías haber parado y por lo menos dirigido al borracho a un lugar seguro lejos de la orilla de la carretera.»

Debatí entre mí mismo: «Pero alguien más va a hacerlo.»

«No sabes eso.»

«Sí, pero, ¿qué puedo hacer ahora? Ya sucedió hace 20 minutos y no tiene sentido regresar…»

Seguía ofreciendo excusas y cuando llegúe a casa me acordé del sermón que Abel Cruz había predicado el día previo. «No podemos seleccionar cuando vamos a servir y cuando no. Un llamado a servir es un llamado de tiempo completo.»

No sé si escribir en este blog es una manera de confesar mi pecado delante de ustedes, quizás los psicólogos dirían que sí. Pero quiero decirles algo. En la parábola del Buen Samaritano, los dos religiosos eran los siervos selectivos. ¿Dónde se ven ustedes en esta historia? Muchas veces nos ponemos en los zapatos del Samaritano compasivo, pero esta vez lo veo diferente. Mirando en el espejo (Santiago 1:22-25) de esta enseñanza yo me reconozco como un misionero oficial, quizás un sacerdote, un levita, y sí, un siervo selectivo.

Dios, perdóname por otra vez racionalizar por qué no pude servir. Ayúdame a ver las oportunidades y el servicio cómo tú los ves…

3 comentarios sobre “Qué Triste…

Agrega el tuyo

  1. Solo los valientes arevatan el reino de los cielos, Scott, si algo que admiro de tí es tu forma de servir a Dios, y el confesar eso, es bueno, pues nos habre los ojos a muchos.
    Hace un año masomenos, en un invierno tremendo de mucho frio que tuvimos en San Cristóbal, Chiapas, era noche y hacía mucho frio, había una persona tirada en la calle, tapado una frazada muy delgada, pase por haí y en mi mente empese a escuchar llevale un cobertor más grande o llevalo a un albergue, pero la persona que híba conmigo me empeso a decir que no lo hicieramos que talves era alguien peligroso, yo empese a decirme a mi misma lo mismo que tu escott, «alguien más le va ayudar», así llegue a casa y nunca supe si ese hombre pudo soportar el frio de esa noche o «si alguien más» lo levanto, tuve remordimiento toda la noche y le pedi perdon a Dios por mi actitud, por haber oido otras voces y no la de El. Esa noche aprendí a escuchar su voz siempre, y reaccionar en cuanto lo oigo, antes que sea demasiado tarde.
    Me alegra mucho escuchar que no soy la única que me paso, pero me entristece saber que muchos cristianos seguimos dejando pasar la voz de Dios, al atender a los necesitados.
    En el V aniversario de Guatemala. El día que fuímos a la antigûa, me encontre con una persona en la calle con sus dos niñas, ellas no habían comido se les notaba en la cara y en su aspecto, yo llebaba una manzana y una leche que había guardado para merendar, y de nuevo esa voz, daselos a ellas, por un microsegundo pense, y que comere yo, pero reaccione y se los dí, la niña me lanzo una mirada y una sonrisa que no pude contener el llanto (de porsi que soy llorona). Supe que había hecho lo correcto y me senti muy bien por el resto del día.
    Dios habla siempre, y es por eso que necesitamos ser siempre sensibles y obedientes a su voz.
    Bendiciones. Mayuli

  2. David – me gusta mucho tu comentario. Es bueno recordar que Dios siempre está obrando en nosotros, y como dijiste, no somos un producto terminado. Recuerdo una vez hace 2 años que vimos a un hombre a las 10PM en una gasolinera. Había mucho frío en esta noche, y él sólo tuvo una playera y pantalón para mantenerse caliente. Después de verlo, sentimos el Espiritu dirigiendonos a compartir lo que tuvimos – la camisa que Scott se llevó a puesto. Claro – no fue un abrigo, but fue algo con mangas. Lo ofrecimos al hombre, y él lo aceptó de imediato. No lo hemos visto a él desde esta noche, pero tengo que creer que Dios está usando este acto de amor en su vida. Queremos ser más atentos a la voz del Espiritu en las circunstancias en nuestra vida; espero que la próxima vez que sucede algo así, que nuestro reacción primordial es tener compasión. Qué Dios siga hablándonos y formándonos a través de la vida diaria.

  3. ¿Han escuchado la frase (por cierto… de Jesús): «El que esté libre de pecado que tire la primera piedra»?

    Scott, gracias por abrir tu corazón hasta este punto. Me parece que uno de los errores que podemos (solemos) cometer es pensar que somos un producto terminado, ya que a veces nuestras acciones (o no acciones) nos muestran que es todavía muy temprano en la jornada. Pero gracias a Dios que su gracia es suficiente, que su misericordia es nueva cada mañana, y que su Espíiritu sigue hablando y trabajando en nuestra vida, transformándola a su imagen.

    Ps. Sigo estando orgulloso de ti 🙂

Deja un comentario

Blog de WordPress.com.

Subir ↑