Hay diferentes puntos de vista de acuerdo a la enseñanza del Corán respecto a otras religiones. El Islam afirma que todos los profetas han sido musulmanes y que ninguno de ellos testificó que su religión haya sido el judaísmo o el cristianismo, por lo tanto creen que Abraham no era judío ni cristiano, así mismo aseguran que Moisés y Jesús predicaron el Islam.
El Islam técnicamente tolera a judíos y cristianos, pues les está permitido vivir y practicar su religión en territorios musulmanes aunque tienen que pagar un impuesto especial en muchos países, la «Yizia», sustitutiva del azaque.
La apostasía está penada (con la muerte) bajo la ley islámica según se indica en la Sura XVI, 106. Es por eso que en muchos países de mayoría musulmana es sumamente difícil la labor de evangelismo cristiano.
Después de ver en estos días una “breve” muestra de la historia del Islam, todavía hay mucho más de qué contar. Necesitamos tomar en cuenta, que aunque el Islam siempre se jacta de tener una base incorruptible, la verdad es que muchas veces es moldeado según la realidad social del pueblo donde esté, así vemos algunos musulmanes de Jakarta por ejemplo, celebrando rituales para alejar a los malos espíritus, o para acallar a los espíritus que habitan los volcanes.
En fin, tenemos que entender que encontraremos variantes en cada lugar. Aunque las películas y libros nos han vendido la idea de que todos los musulmanes son árabes, recordemos que no es así. Como se menciona al principio, curiosamente estos son un pequeño porcentaje del total de musulmanes en el mundo.
Una cuestión que aflora en cada lugar, es cuando alguien pregunta: hermano, ¿cómo se puede entonces, evangelizar a los musulmanes? La abuela de uno de nuestros misioneros en un país musulmán tiene un dicho popular muy sencillo, pero en verdad muy cierto, y dice: “Cuando Dios quiere, hace sol y llueve”.
En la siguiente entrada contestaremos algo de aquella pregunta.
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