Una reflexión de Acción de Gracias escrita por el Superintendente General David Busic
Durante los dos últimos meses, personas de todo el mundo han celebrado el agradecimiento de diversas maneras. A menudo, se ha dicho que el Día de Acción de Gracias es un momento para contar nuestras bendiciones. No estoy en desacuerdo con ese sentimiento. Todos tenemos mucho que agradecer. La esencia de Dios es el amor; y el abundante amor de Dios es una fuente continua de bendiciones inmerecidas y numerosas. Agradecimiento comienza con el acto de agradecer.
Aun así, también recuerdo lo que dijo una vez W. T. Purkiser: «No lo que decimos sobre nuestras bendiciones, sino cómo las usamos, es la verdadera medida de nuestro agradecimiento». El apóstol Pablo parece reconocer la verdad de esto cuando escribió: «Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, de manera que siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario y toda buena obra abunde en ustedes» (2 Corintios 9:8 NVI).
El Día de Acción de Gracias consiste en agradecer nuestras bendiciones y bendecir a los demás a través de ellas.
Por eso, los cristianos decimos que dar es un acto de adoración. La mayordomía no es sólo una forma de que la iglesia pague las cuentas. Es una forma de expresar nuestra gratitud a Dios y confesar: «Todo lo que tengo viene de Dios; y, por fe, confío en que Él seguirá proveyendo mientras me convierto en un canal de sus bendiciones para los que me rodean».
La oración de acción de gracias de un cristiano desconocido siempre me ha conmovido: «No te doy gracias, Señor, por tener pan que comer mientras otros se mueren de hambre; ni por tener trabajo que hacer mientras manos vacías piden al cielo; ni por tener un cuerpo fuerte mientras otros cuerpos aplastan lechos de dolor. No, no es por eso por lo que doy gracias. Sino que te doy gracias, Señor; porque puedo repartir mi escaso pan; porque mis manos ocupadas pueden moverse para satisfacer la necesidad de otro; porque puedo gastar mi doble fuerza para sostener a uno que desfallece. ¡Sí, por todo esto doy gracias! Porque el corazón para compartir, el deseo de sobrellevar y la voluntad de vivir flamean en uno por el amor inmortal – ¡gracias a Dios por esto! ¡Inenarrable!, su regalo».
Acción de Gracias es primero agradecer y luego dar. ¡Que utilicemos nuestras bendiciones para ser una bendición!
Publicado originalmente en Nazarene.org
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