Pensando en los héroes que he tenido (Ed Belzer, Walter Payton, Charles Gailey, entre otros), me doy cuenta que el héroe más importante en mi vida ha sido mi propio padre, Clark Armstrong. Es un poco extraño pensar en alguien tan cerca, porque a veces el concepto de héroe es alguien que posee algún lugar santísimo en un pedestal alto y lejos de nosotros. Mi papá no está en tal lugar, pero todavía lo admiro y lo imito en mucho de lo que hago. Conozco sus fallas y sus errores (él me ha dado como herencia el don de meter la pata en cualquier momento). Sin embargo, me ha servido como ejemplo de un hombre de oración, un hombre apasionado por las almas perdidas, un hombre de santidad. Santidad real no es ser como un monje que nunca se quiere contaminar por tocar el mundo. Mi padre se ha ensuciado en la pobreza, la persecución, y las prisiones (literalmente) de gente desesperada. Va a cumplir 55 años este 22 de marzo y quiero reconocerle. Papá, gracias por mostrarme como se ve Cristo en la vida normal.
Me encanto este comentario! mi padre tambien es mi heroe y creo que muchos padres lo son, (aunque no siempre lo supimos)
Pienso que seria genial que todos los niños del mundo tuvieran un heroe personal para cuidar de ellos, como lo tuvimos nosotros!