La Cojera Te Califica Para El Ministerio: Parte IV

th_jacob-wrestlePor Rick Rigsby

Parte 4

¿Cuántos de ustedes saben que luchando con Dios les cuesta algo? No hay un hombre ungido verdaderamente quien no ha pasado por fuego y agua. Muéstrame alguna mujer o algún hombre quien es ungido verdaderamente y te muestro una persona que tenga una cojera. Muéstrame a alguien haciendo cosas tremendas para Cristo y te muestro alguien que tenga una cojera. Es el requisito para ministerio. ¿Sabes por qué? Te fuerza a moverte fuera de ti mismo.

Yo no quería la cojera. Una cojera cuesta. Yo vivía bien sin ella, o eso pensaba, pero un día frío en febrero a principios de los 1990s, comencé a predicar para Cristo por todas partes. La vida sigue excelente. Ella me dijo, “Mi amor, es un cáncer.” Veinte años de matrimonio, dos hijos, enamorada de la universidad, un bulto, maligno, pronosticaron dos años de vida a mi esposa. Ella vivía más de dos años, pero seis años después del pronóstico, ella fue a su hogar. No estoy predicando justo un sermón que escuché en alguna parte. Cuando te digo que le necesito a Él, le necesito, y también te necesita a ti.

¿Cómo puedo continuar? Tengo estos dos niños pequeños. Ella estaba en sus cuarentas, Señor. ¿Como pudiste hacerme esto? Por un tiempo, mi corazón paró. La sola manera en el cual yo podría encontrar alguna paz en las noches estaba en poner su vestido de boda en mi pecho y orar para que de alguna manera, ella caminara dentro de mi cuarto. Leí sus tarjetas de amor de los setentas y los ochentas y los noventas, esperando que por alguna manera milagrosamente ella caminara dentro de mi cuarto. ¿Recuerdas leyendo en los salmos donde David dijo que se levantara de una cama que fue mojada con sus propias lágrimas? He experimentado eso.

Pregunté a Dios, “¿Qué estás haciendo en el mundo? Estoy predicando tu evangelio. Estoy haciendo todo lo que quieres. ¿Qué les digo a estos niños?” Noche tras noche yo subía a su cuarto. Estaba tan abatido, lloraba toda la noche por no poder funcionar todo el día, un corazón que no late. La extrañaba mucho. Noche tras noche Dios y yo luchamos. Suéltame, Dios, suéltame. Dios, sostenme, sostenme. “Te tengo, hijo, te tengo. Lo que no puedes ver es que hay una generación afuera que necesita conocerme y quiero usarte, pero no puedo usarte si caminas con dos piernas buenas. Necesito regalarte una cojera, para que me seas fiel.”

Un comentario sobre “La Cojera Te Califica Para El Ministerio: Parte IV

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  1. Q bendición han sido para mi estas ultimas entradas, el aferrarse a deshacernos de una cojera que en los propósitos de Dios nos hacen ver su gracia sobreabundante en nuestra vida.

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