Nuestro Primer Deber

Seguimos con la serie “La Formación del Misionero Nazareno” y las siguientes 5 entradas están relacionadas directamente al mismo. Pero antes de entrar de lleno al tema, queremos dar una pequeña introducción. (Estas también fueron escritas por Erika Ríos Hasenauer.)

¡Cuántos ejemplos de hombres y mujeres de Dios hay en la historia bíblica y contemporánea!; hombres y mujeres que han desafiado a la humanidad y el curso natural de la historia; laicos y siervos que con sus vidas, marcadas por compromiso genuino, compasión y relación muy cercana a Dios han impactado a sus familias, comunidades, y naciones. Cada uno de ellos comprendió que servían a un Dios Santo y que merecía lo mejor de ellos.

En la historia del Antiguo Testamento, Dios llamó a hombres y mujeres para tareas específicas y para llevar Su mensaje a los pueblos. Uno de ellos es Abraham (Gen 17:1-6).

Él no era cualquier recién convertido u ordenado, no era un novato misionero. Él era el amigo de Dios, un siervo de corazón y vocación, un misionero de experiencia que conocía a Dios y quien había experimentado múltiples veces la intervención divina.

Pero, por alguna razón muy importante Dios seguía interesado en que Abraham entendiera que su primer deber era ser perfecto. Y, ¿qué significaba ser perfecto? Era ser limpio, puro, santo, sincero, humilde de corazón. Debería no sólo tener una vida agradable delante de Él sino más allá, Abraham debía darle lo mejor a Dios, como nunca antes lo había hecho.

Siendo seres humanos imperfectos como lo somos, es sólo por Su gracia que nos mantenemos en pie. Espero transmitir esta aplicación y que usted, como yo, reflexionemos en estas palabras. Si Dios seguía demandando de Abraham una vida pura y en santidad, ¿qué no demandará de nosotros? ¿En qué nivel estamos usted y yo ante Él?

Nunca malentendamos que nuestro ‘nivel’ depende de algo externo. No estamos más cerca de Dios por hacer “algo para ÉL”. Nunca es demasiado tarde para buscar a Dios.

Un comentario sobre “Nuestro Primer Deber

Agrega el tuyo

  1. Dios tiene un proposito para cada uno de nosotros, el quiere hacernos a su imagen, que veamos las cosas con un corazon amoroso. el tiene planes para nuestras vidas y en su momento nos llama para servirle. Aunque muchas veces pensemos ¿Quien soy yo para que el me haya escogido? Dios nos conoce y sabe en que le podemos servir.

Deja un comentario

Blog de WordPress.com.

Subir ↑