Jesús Se Despojó de Sí Mismo

*Esta entrada es escrita por Vivian Juárez, hija de misioneros nazarenos guatemaltecos, y una gran colaboradora con la JNI y Misión Global en la Región Mesoamérica.

He estado pensando en el sacrificio que Cristo hizo por nosotros y no puedo evitar pensar en el costo que para él implicó nuestra redención.  Ni siquiera me refiero al costo en términos de sufrimiento físico, que sin duda fue muy alto.  En esta ocasión pensaba más bien en el costo para su condición humana.

Los humanos somos por naturaleza egoístas.  No nos gusta ceder y no nos gusta que sobre nuestra voluntad se imponga otra, aprender a ser obediente es un proceso muy complicado.

¿Qué hizo que Jesús estuviera dispuesto a despojarse de sí mismo, a renunciar a lo que él era y ponerse en una condición tan humillante?

Jesús tenía una visión correcta y la perspectiva apropiada de lo que estaba logrando con lo que hacía: las acciones de Jesús transformaron nuestro  mundo.

Reconocer que la disposición de Jesús a renunciar a quién era y con eso transformar el mundo, me hace pensar que seguir su ejemplo abrirá la puerta para que como cristianos hagamos lo mismo.

Esta época del año (Cuaresma) es un buen momento para reflexionar en aquello a lo que debemos renunciar, aquello en lo que necesitamos ceder nuestra voluntad con tal de hacer la de nuestro Padre, con el fin de dejar que a través de nuestra vida la gloria de Dios se haga manifiesta en nuestro mundo.

Jesús es nuestro modelo.  Seguir su ejemplo y dejar que sea él quien filtre nuestra decisión respecto a lo que hacemos es una buena forma de descubrir la voluntad de Dios para nosotros.

“…Llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo” (2 Corintios 10:5b).