Él Se Negó a Sentarse (Parte I)

*Continuamos nuestra reseña del «Padre de las Misiones Modernas», publicando un artículo escrito por R. Franklin Cook para Engage Magazine.  Será continuada en la próxima entrada…

Él era conocido como un simple zapatero, vivió en Inglaterra en las más humildes circunstancias del siglo XVIII.  Su nombre fue William Carey, y él fue conocido como “el padre de las misiones modernas.” ¿Cómo hizo que sucediera? Como zapatero, Carey fue un joven de brillantes inusual.  Para sus 21 años de edad, él tenía dominio del latín, griego, hebreo e italiano, y le fue bien en el dominio del holandés y francés.

Además, Carey tuvo una profunda experiencia (revelación) de Dios que vino a él en la quietud del estudio de la Biblia y la oración, no en una conferencia pública o una reunión. Fue al leer el reporte del capitán Cook, uno de los exploradores más importantes de su época, que Carey escuchó el llamado de Dios. El último viaje del capitán Cook fue el medio por el cual Carey fue capaz de testificar: “Si es el deber de todo hombre creer en el evangelio, entonces es la obligación de todo aquel a quien se le ha confiado el evangelio esforzarse para hacerlo conocer en todas las naciones.”

En nuestros días esta declaración suena normal y previsible. De hecho la Iglesia del Nazareno está en una misión de hacer conocer el evangelio “a todas las naciones.” Pero en la época de Carey esta declaración era revolucionaria, inaudita, ridícula. Recuerden, que en la época en que Carey era joven no había nada como misioneros enviados por denominaciones, no habían sociedades misioneras, ni interés en las misiones. Cuando el joven Zapatero fue a una conferencia, y propuso que se creara una organización que llevará el evangelio a las naciones, el Dr. Ryland, el prototipo burocrático denominacional le gritó a Carey: “¡Joven, siéntese! Cuando Dios quiera convertir al pagano lo hará sin su ayuda o la mía.”

Seguramente este se ha convertido en uno de los más notorios sentimientos y aun con frecuencia nosotros en la iglesia sublimemente adoptamos esta noción de que “Cuando Dios esté listo, Dios lo hará”. Esto podría ver con nuestros propios ministerios en nuestras ciudades y nuestros vecindarios. Esto podría tener que ver hecho con decir unas palabras de redención a un compañero de trabajo o una persona en necesidad. Esto podría tener que ver con dar soporte a un programa de extensión o el esfuerzo de un ministerio…


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