«El Que Sirve…»

4X4  TODO TERRENO 3.0

Gómez Palacio, Durango. Dto. Norte de México  26 de Dic. 2012 al 01 de Enero de 2013.

 Por Ariadna Romero Moreno

(Parte I)

Hay una frase que dice así: “el que sirve, sirve, y el que no sirve no sirve, porque si sirviera serviría, pero como no sirve, no sirve.” Hoy me atrevo a decir que el grupo de 17 jóvenes reunidos desde diferentes partes del país que llegamos a esta comunidad, lo hicimos con la mentalidad de servicio instalada en nuestras mentes y corazones. No sabíamos mucho del contexto social, no nos conocíamos los unos a los otros, pero nos bastaron 15 min para presentarnos e identificarnos como parte de un mismo equipo, con una sola meta y dispuestos a aportar lo que cada uno tenía para trabajar en la obra del Señor.

Llegamos una fría noche de miércoles, o tal vez sentimos más frio del real porque íbamos en la parte trasera de una camioneta de redilas -previo viaje de nuestras maletas- y nos tocó romper el hielo desde ese primer traslado. Aferrados unos a otros para no caer, agazapados detrás del compañero debido al viento helado, aún así nunca faltaron las risas y el buen humor. Ni las fotos.

Luego de conocernos por nombre, distrito, edad y estado civil –obviamente importante- nos instalamos y cada quien tomó su pedacito de suelo en el templo de la 1ra Iglesia del Nazareno en Gómez Palacio, descansamos con la firme intención de iniciar las labores evangelísticas a la mañana siguiente. Tengo que decir que desde la primera noche dormimos entre música de banda a todo volumen, ruido de sirenas, de helicópteros, el pitido del tren, perros ladrando, y finalmente las variadas alarmas que nos indicaban que era hora de levantarnos e iniciar la que sería nuestra rutina los siguientes días: aseo personal, desayuno, devocional, preparación del material para las clases, evangelismo casa por casa, comida, salir e invitar a los pequeños al templo, la lección de “REMI: El Viajero Misionero” para los niños, la proyección de una película para la gente adulta, el llamado, la invitación para el día siguiente, la cena, evaluación de la jornada, aseo personal y finalmente regresar a dormir.

Esa primera mañana, luego del devocional y antes de salir al evangelismo casa por casa, el pastor de la iglesia tuvo una charla con nosotros: era tiempo de hablar sobre las cosas que enfrentaríamos al salir a las calles. La comunidad de “El Consuelo” es conocida por el narcotráfico que se realiza entre sus habitantes y hacia el exterior. Las drogas circulan libremente y a plena luz del día. Múltiples pandillas tienen el dominio de pequeñas porciones de la ciudad de manera que los residentes están presos en sus mismos barrios, transitar por las zonas donde domina un grupo rival es demasiado riesgoso para los jóvenes y adolescentes. Sobre todo si las armas están involucradas en cantidades alarmantes.

El pastor fue muy claro en sus indicaciones: nunca salir solos, no usar celulares mientras íbamos casa por casa ya que se podía malinterpretar por alguna de las pandillas, llevar siempre algún distintivo, como nuestra biblia o las playeras del 4×4, por ningún motivo cruzar más allá de los “bordos” que rodean la zona “segura” de la ciudad. Los bordos, tan mencionados durante nuestra estancia ahi no eran otra cosa que las vías del tren en algunos lados y los límites del rio de la llamada Comarca Lagunera en otros puntos. Tan sólo aproximarse a esas demarcaciones provocaba una gran tensión entre nosotros, y la sensación bien clara de estar en los dominios del enemigo de nuestras almas.