Alguien me envió esta foto hace poco. La traducción del inglés es: «Comparta cuando logre ver el caballo». Algunas personas verán el caballo muy rápido, ¡incluso una de mis amigas no vio la rana, sino el caballo! Para otras personas (como yo), requerirá más tiempo, inclinar la cabeza un poco, y quizás entornar los ojos. Pero una vez que vemos el caballo, es imposible no verlo, ¿verdad?
Comparemos este ejercicio con el liderazgo. Se dice que cada cabeza es un mundo, y es cierto. Pero cuando yo pienso que todos los demás deberán ver el mundo desde mi perspectiva, tenemos un problema. Hay muchos líderes que ven su trabajo principal persuadir a sus colegas, empleados, o «seguidores» a ver el mundo como ellos lo ven. A menudo buscan formar un equipo de personas quienes piensan igual y comparten la misma perspectiva. Suena excelente, y entiendo que debemos aliarnos a gente que posee nuestros mismos valores. Pero, ¿de verdad deseamos que ellos sean réplicas de nosotros?
He encontrado que los mejores ministerios y empresas suelen tener gente muy diversa como parte esencial del equipo. No hablo de solamente invitar que alguien de otra cultura, raza, o trasfondo asista a las reuniones. Me refiero a una creencia profunda en el valor de perspectivas y personas diversas, para que juntos debatimos, nos expresamos, y llegamos a un acuerdo por medio de colaborar en todo. Requiere más tiempo que nada más recibir visión e instrucciones de un líder. Pero vale la pena, ¿no crees?
Donde yo veo una rana, tú observas un caballo. ¿Qué tal si alguien más se enfoca en las plantas o el agua en el fondo de la foto? Necesito tu perspectiva. Anhelo que me ayudes a ver el mundo por medio de tus lentes. No lo veo como amenaza, sino como una forma de enriquecer mi vida y mejorar mi liderazgo.
Es un privilegio servir en una Iglesia tan diversa como la Iglesia del Nazareno. Más de 2 millones de miembros en 159 países. ¡Qué diversidad! Pero mi denominación es una de muchas. En el cielo no tendremos «Barrio Nazareno» aislado del «Ensanche Bautista» y «Vecindario Luterano.» Estaremos juntos, con diferencias todavía (¿o crees que todos nos metamorfoseamos allí en la misma sopa insípida?). Pero la prioridad no será distinguirnos de los demás. El enfoque será alabar al mismo Cordero inmolado a una sola voz.
Entonces, ¿por qué no empezamos ahora? ¡No tenemos que esperar! ¡Yo quiero vivir con esa perspectiva siempre en mi mente y corazón!
«Y cantaban un cántico nuevo, diciendo:
«Digno eres de tomar el libro
y de abrir sus sellos,
porque tú fuiste inmolado,
y con tu sangre nos has redimido para Dios,
de todo linaje, lengua, pueblo y nación; nos has hecho para nuestro Dios un reino y sacerdotes,
y reinaremos sobre la tierra» (Apoc. 5:9-10).
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