Por: Scott Armstrong
Lectura: Efesios 2:11-22
Versículo Clave: “En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.” (Ef. 2:12).
Era el tiempo de los testimonios en el servicio de la iglesia, y Billy se puso de pie. Tenía 55 años, el cabello despeinado y la ropa sucia. “Recuerdo cuando tenía 17 años y no tenía nada. Además estaba desesperado, sin dinero y sin amigos…”
Varias personas en las bancas gruñeron. Era una buena historia y todo, pero era la misma que Billy contaba en cada servicio de testimonios. Algunos de los adolescentes podrían recitarlo palabra por palabra a estas alturas. Incluso el pastor Ronaldo pensó: «Oh, Billy, está bien, pero ¿qué ha hecho Dios por ti últimamente? ¡Eso fue hace décadas!”
Cuatro largos minutos después, Billy tenía una gran sonrisa en su rostro. “Pero Jesús estaba allí cuando menos lo esperaba. ¡Me sacó de las calles y me dio un propósito! Levantó a este viejo y le dio una familia cuando nunca tuve una. ¡No puedo imaginar mi vida sin Dios! ¡Él es todo para mí!».
El apóstol Pablo tampoco podía imaginarlo. Les recordó a los Efesios que alguna vez estuvieron separados de Cristo, excluidos, sin esperanza y sin Dios en el mundo. ¡Pensar en eso les haría a ellos – y a nosotros – desesperar!
Pero ahora…
En Cristo Jesús…
Dios los ha acercado. (v. 13)
Tal vez como Billy, ¡vale la pena recordar esa transformación una y otra vez!
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