¿Sabemos más que el médico?

“¿Sabemos más que el médico”

Por: Raphael Rosado

Quiero terminar esta serie de reflexiones sobre la temporada de Cuaresma, con una pregunta que siempre me ha golpeado fuerte: ¿Por qué a pesar de conocer a Jesús y su sacrificio, se nos hace tan difícil seguirle a la cruz? Creo que la respuesta se encuentra en que seguimos pensando que sabemos más que Jesús sobre lo que es mejor para nosotros.

médico y pacientePermíteme darte un ejemplo: Cuando nos enfermamos, acudimos al doctor en busca de orientación médica. En teoría lo hacemos porque desconocemos qué anda mal con nuestro cuerpo y necesitamos que el doctor aplique su conocimiento y experiencia para darnos una respuesta, más aun un tratamiento.  Sin embargo, no pasa un solo día en que no llegue alguien al consultorio que pretende saber más medicina que el médico.  Pretende instruirle sobre las enfermedades e incluso decirle que tratamiento dar.  De más está decirles, que si el doctor siguiera los consejos del paciente, éste probablemente moriría. 

La ironía es que estas personas contratan a un médico e incluso le pagan, pero no reciben el resultado que desean porque se niegan a seguir sus instrucciones. Lamentablemente los seres humanos sobrevaloramos lo que sabemos, a veces con resultados desastrosos.

Permítame dar un segundo ejemplo de este último punto: Suponga un vehículo de motor estacionado sin gasolina y sin aceite.  Suponga ahora que una persona sin ningún conocimiento sobre vehículos intenta encenderlo.  Es obvio que por mucho que gire la llave no lo logrará; sin embargo, la probabilidad de que dañe el vehículo en el proceso no es muy alta. Imagine ahora una persona que sabe que el vehículo necesita gasolina para encender, ciertamente tiene más conocimiento que la persona anterior.  Así que busca gasolina y le llena el tanque al vehículo.  Gira la llave y el vehículo enciende y arranca.  Un minuto más tarde el motor hace un ruido horrible y el vehículo se apaga.  La falta de aceite ha destruido el motor.  Lástima, nuestro amigo con más conocimiento ha terminado en peor situación.Cambio de aceite

Estos dos ejemplos ilustran un grave problema en la base de nuestra relación con Jesus.  En primer término, muchos de nosotros buscamos a Jesús con ahínco, suplicamos su ayuda, leemos la Biblia, incluso sacrificamos muchas cosas.  Pero al final del día no estamos dispuestos a seguir.

En segundo lugar muchos de nosotros permitimos que nuestras experiencias con Jesús y nuestros éxitos del pasado nos den un falso sentido de seguridad que usualmente termina en desastre porque nunca sabemos tanto como creemos.  Debemos entender que por mucho tiempo que llevemos en la iglesia nunca tendremos suficiente conocimiento para ser ascendidos a jefe de nuestra vida.  Siempre necesitaremos la dirección de Jesús.

            La forma en que Jesús llamó a sus discípulos debiera aclararnos de lo que se trata la vida cristiana.  El llamado de Jesús siempre fue corto, directo y sencillo: “Ven, sígueme.” (Mateo 8:22, 9:9, Marcos 2:14, Lucas 5:27, Juan 1:43, 21:22)

            Por lo tanto, no importa que sea lo que vayamos a hacer, debemos asegurarnos de estar siguiendo a Jesús. Solo entonces tendremos una relación saludable con él.

            Este tiempo es el ideal para que te confrontes con el llamado que Jesús nos hace desde la cruz: ¡VEN!  ¡SÍGUEME!

__________________________________________________________

Raphael Rosado es miembro del Distrito Oeste de Puerto Rico.  Ha ocupado múltiples posiciones dentro de la JNI a nivel Local y Distrital, incluyendo Presidente de JNI local de 2003 a 2005 y Presidente de JNI de Distrito de 2012 a 2014.  Además, ha desarrollado un Ministerio como Predicador a través del Distrito Oeste de Puerto Rico.

Deja un comentario

Blog de WordPress.com.

Subir ↑