Digno de Proclamar

Shout Psalm 66Digno de Proclamar

Por Scott Amstrong (Trad. Carlos Betanzos)

La Navidad ha venido y se ha ido, y la tendencia es olvidar que aún estamos en temporada Navideña como Iglesia mundial. De hecho, aún estoy reflexionando sobre la gran cantidad de pasajes en el evangelio de Lucas, que nosotros usualmente los equiparamos con la Navidad. Este año, algo ha llamado mi atención, y me avergüenza decir que, realmente, no lo había notado en años anteriores. Uso la letra de una antigua melodía evangélica:

“Oh qué canto, oh qué clamor”

Aparentemente en los primeros capítulos de Lucas todos están anunciando o proclamando algo, ¡muchas veces a través de clamores o cantos!

¿No me crees? Echemos un vistazo:

  • Después de proclamar el mensaje de un nacimiento milagroso a Zacarías (1:11-12), el ángel Gabriel hace lo mismo con María (1:26-38). La mayoría de las traducciones mencionan solamente que él “dijo” su mensaje, así que parece que fue una conversación tan normal, ¿cierto? ¡De ninguna manera! Este encuentro fue extraordinario, y con razón ahora lo hemos llegado a llamar “La Anunciación”.
  • María visita a su prima Elizabeth, y el bebé, Juan, saltó en su vientre. ¿La respuesta natural? “Y exclamó a gran voz y dijo” sus alabanzas (1:42-45).
  • La joven María se une a su prima y estalla en su propio canto (1:46-55).
  • Después de quedar mudo por nueve meses, Zacarías lleva a su hijo a circuncidarlo y escribe en una tablilla que su nombre es Juan. “Al momento fue abierta su boca y suelta su lengua, y habló bendiciendo a Dios” (1:64).
  • Parte del discurso y adoración de Zacarías se terminó expresando en una hermosa canción profética (1:67-79).
  • Un ángel se aparece a los pastores en la noche en que Jesús nació, y nosotros podemos conjeturar que su anuncio de “nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo”, no fue dado en una forma despreocupada ni relajada. Sin embargo, solo para asegurar que entendemos que esto es digno de cantar y de proclamar, un coro masivo de ángeles apareció alrededor de él dando gloria a Dios (2:13-14).
  • La respuesta de los pastores es ir y ver, pero luego, naturalmente, “dieron a conocer lo que se les había dicho” (2:17) y “glorificaron y alabaron a Dios” (2:20).Child Singing Or Shouting With Happiness
  • Ahora, es Jesús quien vuelve para ser presentado en el templo para ser circuncidado, y un hombre devoto, llamado Simeón, lo toma en sus brazos y gozoso, adora a Dios (2:28-32). ¡Él había estado esperando por años para esto!
  • Ese mismo día, Ana, una profetiza muy anciana, cuya vida exudaba adoración, da gracias a Dios y habla emocionadamente sobre el bebé a todos los que estaban allí (2:38).

Muchos cantos, clamores, adoración, y claro, proclamación. De hecho, todas esas historias de nacimiento hacen una transición en capítulo tres a un adulto, Juan el Bautista, conocido como -adivina- una “voz que clama en el desierto” (Isaías 40:3; Lucas 3:4).

¿Puede ser que todo este mensaje de la Navidad sea digno de cantar y proclamar?

¿Puede ser que nosotros también somos invitados a abandonar nuestra propia conveniencia con el fin de adorar al Señor con gran voz?

¿Puede ser que Dios nos está llamando también a soltar nuestra lengua con gozo, y a hacer saber al mundo que el Salvador ha venido!

«Ve y dilo en la montaña,

Sobre los montes y en todo lugar;

Ve, dilo en la montaña,

Que Jesucristo ha nacido ya.»

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