La Cruz: Paradoja y Revelación

*El siguiente es extracto de una grabación del ministerio radial Lluvias de Bendición. Estas palabras de Jarrette Aycock se transmitieron en ese programa en 1945 y provienen de su sermón, “El Triunfo de la Cruz”.

Liberado de la adicción al alcohol, Aycock sirvió como evangelista durante 30 años. También fue Superintendente del Distrito de Kansas City y en 1950 fundó la Misión de Rescate de Kansas City.

¿Qué es la cruz como la conocemos hoy?

La cruz es la crisis del hombre. La cruz es la crisis del mundo.

La cruz es la crisis de Satanás. La cruz es la crisis de Cristo.

La cruz es el tema central del Cristianismo. La cruz es el hecho central de la revelación Cristiana.

La cruz es el clímax de toda ofrenda y sacrificio por el pecado.

La cruz es el pico más alto en la cordillera de la gracia de Dios.

La cruz es el cumplimiento de la mayor promesa de Dios al hombre.

La cruz es un puente que cruza el abismo hasta ahora imposible para  el hombre, por el cual puede llegar a Dios, habitar en el lugar secreto del Altísimo y morar bajo la sombra del Todopoderoso.

La cruz es el púlpito de Dios desde el cual llama al mundo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados o cargados, y yo os haré descansar”.

La gloria de la cruz fue proclamada primero por unos pocos cristianos perseguidos y solitarios en medio de abucheos y burlas. Pronto fue vista por otros y comenzó a extenderse a pesar de las mazmorras, el fuego y la espada. Hoy, después de mil novecientos años, las palabras inspiradas acerca de la cruz se han traducido a mil idiomas y dialectos, y las hablan, predican y cantan personas de toda tribu y lengua. Y millones cantan alegremente: “En la cruz de Cristo me glorío, elevándome sobre las ruinas del tiempo”.

La cruz es asombrosa en sus paradojas.

Ilumina, pero oscurece.

Interpreta, pero confunde.

Plantea preguntas pero se niega a responder todo lo que ha planteado.

Resuelve dificultades, pero también las crea.

Se bloquea, pero se desbloquea.

Cierra algunas puertas, pero abre otras.

Es sabiduría, pero es necedad.

Es perdón y condenación.

Es alegría y tristeza.

Es antídoto y veneno.

Es esperanza y desesperación.

Es ley, pero es la única liberación de la ley.

Fue la humillación de Cristo, pero, al mismo tiempo, fue su exaltación.

Fue la victoria más grande de Satanás y su derrota más lamentable.

Es el pecado haciendo lo peor. Es amor en su máxima expresión.

Es la puerta al cielo, pero es la puerta al infierno.

Toma la actitud correcta hacia la cruz y vivirás para siempre. Toma la actitud equivocada hacia la cruz, y estarás perdido para siempre…

Con toda su maravilla y gloria, la Encarnación no es la totalidad del evangelio, ni la mitad de él. Es en el Calvario, no en la Creación, no en el Sinaí, no en Belén, donde recibimos nuestra primera revelación completa de Dios.

La cruz es una revelación del carácter de Dios.

La cruz es una revelación del amor de Dios.

La cruz es una revelación de Su corazón.

La cruz es una revelación de la distancia que Dios recorrería por el pecador.

La cruz es una revelación del amor puesto a prueba.

Incluso los ángeles que habían estado con Él desde el principio nunca habían visto tanto de Dios.

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