¿Un Chorizo de Coros?

Acabo de regresar de un viaje a un pueblo chiquito en el noreste de Guatemala. Para alcanzarlo, fue necesario manejar 6 horas en carretera y 1 hora en terrazería con un montón de hoyos profundos (después de haber llovido, algunos de los baches me parecieron más como piscinas). Nos reunimos con los líderes del pueblo y de la iglesia para ver como colaborar mejor con ellos en su comunidad. Fue un tiempo bendecido, aunque muchas veces no nos entendimos por las diferencias en idiomas; allá en el pueblo hablan k’ekchi más que español.

Terminamos la noche con un culto. Fue una experiencia inolvidable. Ellos tenían guitarras allá, pero no se usaban porque las cuerdas se habían roto. Todavía en medio de abril tenían un árbol de navidad con luces navideños. Una tela hermosa pero humilde se colgaba del techo bajo justo enfrente del púlpito para que el predicador (su servidor en este caso) no se veía por nadie. Todo el servicio se realizó en k’ekchi y una vez el pastor invitó a una hermana que pasara al frente para cantar «un chorizo de coros» («chorizo» en k’ekchi significa una cadena). La hermana dirigió los cantos por 15 minutos mirando hacia su derecha y no a la gente. Y, cómo puedo decirlo bien…bueno, ¡fue la primera vez que yo había visto en mi vida que el director de las alabanzas alimentaba a su bebé enfrente de la congregación mientras que dirigía los coros!

Pero, ¿saben algo? Alabamos unidos y con convicción. ¡Éramos 18 niños, 13 mujeres, y 5 hombres y al levantar el famoso chorizo de coros, estoy seguro de que el enemigo estaba temblando! Los niños sabían las canciones en k’ekchi y cantaban, o mejor dicho gritaban, con toda su energía las palabras. Durante la prédica yo decía algo y, antes de haber traducido la frase el traductor, todos los hermanos decían ¡AMÉN! con toda la fuerza que tenían. ¿Qué hubieran hecho si entendieran el mensaje 100% :)?

Lo que nos une como hermanos y hermanas en Cristo es más de lo que nos divide. Aun con todas las «barreras» de cultura, idioma, nivel económico, etc., ¡proclamamos el mismo Cristo como Señor! A los hermanos de esa congregación que nunca van a leer estas palabras en el internet, ¡gracias por permitirme compartir, convivir, y alabar con ustedes!

«Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación…» (Efe. 2:14).

4 comentarios sobre “¿Un Chorizo de Coros?

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  1. Guau que experiencia tan bonita ha dever sido, si que si gracias a Dios por esta oportunidad que le dio y valoremos lo que tenemos.

  2. Hola.
    Estar ese dia en ese culto fue una bendicion, escuchar cantar a todos los hermanos en su propio idioma y con unas ganas enormes, alabando a nuestro Dios, fue algo inolvidable. Ahora dificilmente se ve este gozo en los hermanos. Alabemos con gozo a nuestro gran Dios. Bendiciones!!

  3. Sí, así fue para nosotros también–¡había 9 varones (incluyendo los niños) de un lado con mucho espacio y 25 mujeres bien apretados del otro lado!

  4. Mientras seguía la lectura de esta entrada, mi emoción crecía al recordar las ocasiones en que he tenido el privilegio de estar en un culto con hermanos que hablan otras lenguas y tienen costumbres tan diferentes…. una vez, llegamos 3 misioneras antes de que el culto comenzara y nos sentamos. Ya estaban todos listos, y el culto comenzó; entonces nos sentimos apenadas porque las hermanas no dejaban de voltear para mirarnos, hasta que descubrimos que habiámos tomado los lugares que sólo los varones podían ocupar!!! Por supuesto, de inmediato cambiamos de lugar.
    Después de estas experiencias, puedo asegurar que no importa ninguna de las diferencias de clase cultural que saltan a la vista, pues podemos gozarnos en un mismo espíritu, porque alabamos al mismo gran y único Dios!

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