Por: Scott Armstrong
Lectura: Santiago 1:19-27
Versículo Clave: “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.” (Santiago 1:27a).
Stacy se miró en el espejo mientras se preparaba para su discurso frente a la gala formal. Habían servido entremeses una hora antes, y allí estaba: un enorme trozo de lechuga entre sus dientes frontales.
«¿Cuánto tiempo he tenido eso allí?»- Se preguntó-. «¿Por qué nadie me lo dijo?»
Y luego… salió del baño con confianza, habiendo decidido que comenzaría una nueva tendencia de «lechuga en los dientes frontales» que estaría de moda entre los asistentes a la fiesta.
Espera, ¿qué?
Es absurdo, ¿verdad? Nadie se mira en el espejo, descubre que tiene comida en los dientes y luego a sabiendas NO hace nada. Una de las razones principales por las que nos miramos en el espejo es para corregir (o disimular) los defectos que podemos encontrar allí.
Y sin embargo, espiritualmente, hacemos esto todo el tiempo. Escuchamos un sermón o leemos algunos versículos, y luego cerramos nuestras Biblias, nunca lo aplicamos a nuestra vida diaria, y olvidamos lo que leemos o escuchamos.
La tentación es que hagas lo mismo con este mismo devocional. ¡No lo hagas! Especialmente porque el espejo de la Biblia a menudo nos muestra nuestra incapacidad para priorizar a los necesitados y no a nosotros, y también nuestra tendencia a inclinarnos, en lugar de alejarnos, de la tentación (v. 27).
Nuestra relación con Dios debería ser evidente para el mundo que nos rodea. Mientras te miras en el espejo (su Palabra) hoy, ¿qué lechuga quiere Dios que quites de tus dientes?
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