¡Sal de tu Caparazón!

Por: Cathy Spangler

¿Alguna vez has visto el caparazón de una langosta? He estado viendo muchos de ellos últimamente. Me fascinan porque se parecen a los insectos, incluso pueden estar colgados de un árbol durante mucho tiempo, pero están vacíos. Cuando una langosta joven se convierte en adulta, debe salir y mudar su caparazón exterior. Se convierte en una nueva criatura, ¡una con alas!

2 Corintios 5:17 habla de que somos “nuevas criaturas” en Cristo Jesús. Las cosas viejas han pasado y han llegado las nuevas. Ser nuevo es lo que importa (Gálatas 6:15). Jesús dijo que el vino nuevo necesita odres nuevos porque, de lo contrario, romperá los odres viejos (Marcos 2:22).

Como langostas, necesitamos “salir” de nuestras viejas formas de hacer y ser para madurar como creyentes. Decidir permanecer en nuestro viejo caparazón/piel/vida traerá muerte espiritual. Pablo dijo en Filipenses 3:13-14 que olvidemos o dejemos todo lo pasado y sigamos adelante. Crecer en tu fe significa dejar atrás los viejos caminos y dejar que Dios te muestre nuevas revelaciones. Jeremías 33:3 nos insta: “Clama a mí, y te responderé y te enseñaré  cosas grandes y ocultas que no conoces”. Isaías 43:18-19 dice: “No os acordéis de las cosas pasadas; ni traigáis a la memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis?”

Estos caparazones de langosta me recuerdan que no tenga miedo de salir y ser una «nueva criatura», incluso a mi edad.

A medida que crecí, tuve que cambiar y adaptarme a cosas nuevas. De una larga carrera en la enseñanza, tuve que encontrar una nueva definición mia  en la jubilación. Cuando falleció mi esposo, tuve que adaptarme a un estilo de vida en solitario. Con cada cambio, he tenido que dejarlo ir y seguir adelante. Espiritualmente, a medida que he aprendido y crecido en mi relación con Jesús y en el conocimiento de Su Palabra, Dios ha requerido más fe de mi parte, más entrega, más obediencia y más alcance también. Ha sido un viaje cuesta arriba, pero en los «puntos panorámicos» de mi viaje puedo disfrutar de una nueva vista y Él me equipa para los siguientes pasos, si suelto y sigo adelante.

Nunca dejamos de crecer. Dios quiere renovar su obra creadora en nosotros en cada etapa. Así que, ¡sé como una langosta! ¡Libérate de ese viejo caparazón y da un paso hacia lo nuevo!

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