Por: Rev. Emily Armstrong
Versículos Clave: “Y yo, Juan, vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de parte de Dios, ataviada como una esposa hermoseada para su esposo. Y oí una gran voz del cielo, que decía: «El tabernáculo de Dios está ahora con los hombres. Él morará con ellos, ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios (Apocalipsis 21:2-3, RVR 1995).
Tengo que hacer una confesión. 15 años atrás, no pensaba nunca en la misión urbana. Toda mi vida Dios me puso en ciudades grandes tales como Indianápolis, Kansas City, la Cuidad de Guatemala, San José, y la Cuidad de Panamá, pero no puedo decir que ponía mucho esfuerzo en amar la ciudad. Claro, me quejaba mucho sobre el tráfico, el ruido, el peligro, y el “corre-corre” de la vida, aunque también disfrutaba de sus artes como el teatro y los conciertos, la cercanía de un supermercado y un centro comercial, y las oportunidades para educarme incluso a nivel de maestría. ¿Pensaba en lo que Dios estaba haciendo en mi ciudad, por medio de MI testimonio? Dudo que pasara un solo momento contemplándolo.
Quizá tú estás leyendo, y diciéndote a ti mismo: ¡pues, soy yo también! o lo opuesto con un: No es mi historia – soy del campo, y siempre seré del campo. La verdad es que no importa cuál es tu circunstancia, Dios quiere que todos amemos, oremos y trabajemos por el bien de la ciudad (Jeremías 29:7).
Comparto contigo, querido lector, la frase que me atrapó hace 12 años y que no he podido sacar de mi mente: La historia de Dios empieza en un JARDÍN y termina en una CIUDAD.
Dios siempre ha querido morar con la humanidad – esta es una de las cosas más lindas de nuestro Dios. La historia se repite vez tras vez por medio del Edén, el tabernáculo, el templo, y la encarnación de Jesús. Y llegamos a Pentecostés, donde cada persona de la Iglesia se puede LLENAR DE SU ESPIRITU SANTO para que vivamos en comunión con Dios todos los días, ¡en todos los lugares del mundo! ¿El próximo capítulo de Dios? Viviremos para siempre con Dios en la CIUDAD ETERNAL.
Celebremos el Pentecostés este año, llenando nuestras ciudades con Su santidad por medio de actos de servicio, palabras alentadoras, y amor sin condición. Entonces comenzaremos a echar un vistazo de cómo es la ciudad eternal, aquí en la tierra.
Oración: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
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