3 mejores maneras de ayudar a los pobres – Parte 1

¿Cómo desafiar sus propias ideas sobre lo que significa vivir y ayudar a los que viven en la pobreza extrema?

Este es un artículo de Lindsay Linegar para la revista “Relevant”, el cual tiene como objetivo ponernos a reflexionar en lo que verdaderamente es la pobreza y cuáles son los medios más efectivos para ayudar. ¡Espero que lo disfrutes! Espera la segunda parte en la próxima entrada.

Recliné mi asiento cuando mi hermana abrió el “quemacocos” del auto. Estábamos estacionados a un lado de la carretera, esperando a mi sobrina que salía de la escuela. Charlamos durante unos momentos antes de que ella me hiciera una pregunta que nunca olvidaré: «¿Por qué quieres trabajar con los pobres?».

Al igual que muchos cristianos, había desarrollado un interés en servir a los pobres. Aunque me doy cuenta de que hay gente pobre en todas partes, incluso en los Estados Unidos, me refiero a los que viven en la pobreza extrema. Me refiero a las personas que se ven afectadas por problemas estructurales, como la violencia, la opresión, la corrupción y la explotación.

Había pasado algún tiempo trabajando en el extranjero en esos lugares y me preparaba para asistir a la escuela de posgrado para aprender más sobre lo que significa ayudar.

Sinceramente, creo que es noble y piadoso querer ayudar a los pobres. Jesús nos dice que debemos dar a los pobres (Mateo 19:21) y ser generoso con los pobres (Lucas 11:41), y por ende, sabemos que debe ser importante.

Desafortunadamente, no hay ninguna guía infalible sobre exactamente cómo ayudar. Si bien el deseo de ayudar es intrínsecamente bueno, a veces puede ser equivocado y tener consecuencias desgarradoras. Como muchos trabajadores de desarrollo social, misioneros, eruditos y autores han descubierto, los esfuerzos para ayudar a los pobres a menudo han dado lugar a la falta de poder y a la dependencia.

Los errores son buenos para el crecimiento y la mejora. No debemos dejar de tratar de ayudar sólo porque tantos esfuerzos han fracasado. Ni siquiera deberíamos dejar de tratar cuando nuestros propios esfuerzos han fracasado. A menudo nos vendría bien una consideración diferente de lo que significa ayudar.

Si quiere salir y ayudar a los pobres, aquí hay tres maneras en que puede hacerlo:

1. Desafíe sus percepciones de la pobreza.

Antes incluso de ir a alguna parte, hágase esta pregunta: ¿Qué significa la palabra «pobre» realmente, de todos modos?

¿Se basa en los ingresos y las posesiones materiales? Si es así, ¿esos dos factores son la única base para la definición, o los aspectos psicológicos, sociales y espirituales también tienen un lugar?

En 2009, el Dr. Ostwald y su equipo de investigadores y estudiantes de posgrado llevaron a cabo un proyecto de investigación llamado «Una mirada más profunda a la pobreza». En varios países de África y Asia, encontraron que las personas a las que se definen como pobres tienen definiciones muy diferentes de la pobreza que nosotros. Muchos de ellos fueron ofendidos por haber sido considerados como pobres y en su lugar se define la pobreza en términos de activos como las vacas y la tierra, el conocimiento, la motivación y el capital social.

El lenguaje es poderoso, y también lo son las ideas y símbolos que atribuimos a ciertas palabras. Durante décadas, las organizaciones han estado utilizando ciertos tipos de imágenes en la recaudación de fondos, y si no tenemos cuidado, esas imágenes pueden definir grupos de personas que ni siquiera hemos conocido. Si su comprensión de la pobreza se basa únicamente en lo que los medios dicen, probablemente no va a tener mucho que ofrecer.

La realidad es que muchas de las personas que pensamos que son pobres no se sientan como indigentes o como algunos estereotipos que podríamos asignar a la pobreza. Ellos llevan una vida muy similar a la nuestra. Ellos trabajan y ofrecen para ellos y sus familias lo mejor que pueden. Se ríen, lloran, hablan, juegan y comen con las personas que aman. Tienen esperanzas y sueños, como cualquier otra persona.