Esta es la continuación de la entrada anterior.
Escrito por: Jennifer Catron. Trad. por: Manuel Santana.
Guiar a las personas.
El llamado a servir, es el principal llamado para un líder. Es primordial para nosotros desarrollar lo mejor en los demás, por el bien de ellos y del ministerio. Y cuando estamos llevando a cabo la tarea de dirigir personas, nuestra motivación fundamental son ellas mismas, así obtenemos un modo de trabajo que nos permite ayudar a aquellos que servimos, orientándolos y organizándolos y darles las herramientas necesarias para que tomen decisiones acertadas.
Agregar que tenemos un privilegio y una responsabilidad únicos, el prestarle atención a los dones, talentos y llamado de cada persona que tenemos bajo nuestro liderazgo. Y es algo maravilloso cuando logramos que esa persona con ese talento encuentre su lugar en el ministerio. Tomar decisiones de esta índole tiene repercusiones reales en el plano espiritual, al contar con la dicha de unirnos a Dios para asignarle a su pueblo los roles y responsabilidades que les permitan darle a Él lo mejor de cada cual.
Administrar el tiempo.
Una de mis costumbres en cada Año Nuevo es examinar mi calendario. Vuelvo a chequear lo que hice en el año pasado. ¿Qué estuvo fuera de lugar? ¿Tuve el tiempo necesario junto a mi esposo y familia? ¿Mis amigos? ¿Tomé en verdad algún descanso o hice vacaciones? ¿Tuve un tiempo estable con Dios? ¿Serví a otros? ¿Cuál fue mi rutina de ejercicios? ¿Me divertí?
Resulta complicado para nosotros administrar nuestro tiempo y es algo que no se puede medir. Pertenecemos a una generación que vive afanada, pero estar ocupados no significa que administramos bien nuestro tiempo. Podemos realizar cosas que en un final no nos ayuden a cumplir con lo que deberíamos. En su exitoso libro Getting things done, (Realizando nuestras ocupaciones), David Allen dice: “lo que hagas con tu tiempo, con el conocimiento que tengas, con tu cuerpo y tu motivación en relación a tus prioridades, son las verdaderas decisiones a las que debes dedicarles los pocos recursos que tengas. Lo esencial, es descifrar la mejor opción para hacer lo que debes en un momento dado. Lo primario es como lograr lo que nos toca.”
Mientras evalúo mi calendario laboral, analizo el ritmo con que desarrollé mis reuniones. ¿Estaba siempre apurado? ¿Dediqué el tiempo justo a las personas que lo necesitaban? ¿Cuántas veces estuve de acuerdo y cuántas no? ¿Las reuniones eran efectivas? ¿Que faltaba para que mi equipo y yo hiciéramos un mejor trabajo? Considerando estas preguntas preparo mi horario laboral para el nuevo año. Me trazo nuevas metas y objetivos y hago un calendario para cumplirlos. Como líderes, necesitamos entender que el saber administrar el tiempo, es tener hábitos que nos permitan aplicar los mismos principios en nuestro ministerio y en el rol individual que desempeñamos.
En un momento del liderazgo, sentí como nuestro grupo estaba desmotivado en muchas reuniones. El propósito de cada reunión era bueno, mas no usábamos el tiempo adecuadamente como solíamos. Eran reuniones importantes pero realmente no llevábamos mucho a cabo, así que cancelé las reuniones por un mes y me dispuse a observar de qué forma los miembros del equipo recopilaban información y concretaban su quehacer.
En ciertos puntos fue un desastre, pero supimos identificar qué era lo que nos faltaba y necesitábamos y eso nos permitió determinar cuáles encuentros eran necesarios realizar y cuáles no. Así que;
¿Entiendes bien cuanto le cuesta a una persona que lideras hacer su trabajo?
Mientras pasamos tiempo asegurando que el equipo trabaje eficientemente, tiene igual importancia administrar el tiempo de labor, de tal manera que las personas se sientan bien trabajando. ¿Has incluido en el programa tiempo de relajación y esparcimiento? Luego de tiempos exhaustivos de esfuerzo, gastos de energía y empeño, ¿apartaste un tiempo de relajación? ¿Apartaste un tiempo para que tu equipo planifique, prevea y anticipe futuras tareas?
La mayordomía es una responsabilidad importante. Como líderes, estamos al frente de personas, tiempo, recursos y tesoro. La responsabilidad es mayor mientras más ocupaciones tenemos. No podemos negarla, rechazarla, ignorarla e incluso hacer mal uso de ella. Debemos recordar quien nos encargó la mayordomía y debemos permanecer fieles. Tenemos que ser responsables en todo tiempo y cuando entendamos que nuestra responsabilidad es ser buenos mayordomos, nos daremos cuenta que tal compromiso es dar lo mejor de cada uno en la obra que nos ha sido asignada.
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