Castillo Fuerte

Por el Dr. Clark Armstrong

Uno de los grandes productos derivados de la Reforma fue que la gente comenzara a cantar. Los cánticos de la era monástica, los cuales habían sido casi todos en latín, eran la única música de la iglesia. Pero de repente, las personas comunes cobraron vida como la iglesia primitiva, cantando himnos, salmos, y cánticos espirituales (Col. 3:16) en sus propios idiomas. Esto cambió enormemente la alabanza de los protestantes y ¡la gente no ha dejado de cantar!

Martín Lutero escribió muchos himnos para que la iglesia cantara. Pero haríamos bien en reflexionar sobre las palabras de su himno más famoso. Se llama “Castillo Fuerte Es Nuestro Dios,” tomado del Salmo 46. Ha motivado a soldados yendo a las batallas. Ha empoderado a muchos cristianos que sintieron estar experimentando también una gran guerra espiritual. Siempre me parecía que este canto animaba a los creyentes en la iglesia a la que llegué como cristiano.

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No puedes dejar ningún verso fuera de este himno, porque es un relato clásico de la lucha entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, incluso entre Dios y el diablo. Se construye con sobretonos dramáticos hasta llegar a su magnífica conclusión. Una de mis líneas favoritas es una muy simple. Hablando de ese diablo cobarde, dice “…condenado está por la Palabra santa.” Un día en la iglesia, mientras estábamos cantándolo, me di cuenta que en español parece referirse a la Biblia – una interpretación poderosa por seguro. Pero en alemán e inglés, el significado tiene más que ver con una sola y pequeña palabra. Mira si tú puedes averiguar cuál es esa pequeña palabra santa que condena al diablo.

Castillo fuerte es nuestro Dios; defensa y buen escudo.

Con su poder nos librará en este trance agudo.

Con furia y con afán acósanos Satán.

Por armas deja ver astucia y gran poder;

cual él no hay en la tierra.

Luchar aquí sin el Señor; cuán vano hubiera sido.

Mas por nosotros pugnará de Dios el Escogido.

¿Sabéis quién es? Jesús, el que venció en la cruz;

Señor de Sabaoth, Omnipotente Dios,

él triunfa en la batalla.

Aun cuando estén demonios mil prontos a devorarnos,

no temeremos, porque Dios vendrá a defendernos.

Que muestre su vigor Satán, y su furor;

dañarnos no podrá, pues condenado está

por la Palabra santa.

Sin destruir la dejará, aunque mal de su grado:

es la Palabra del Señor que lucha a nuestro lado.

Que lleven con furor los bienes, vida, honor,

los hijos, la mujer, todo ha de perecer;

de Dios el reino queda.

ClarkA1.jpg*Dr. Clark Armstrong es misionero y Profesor en el Seminario Nazareno Teológico de Asia-Pacífico en Manila, Filipinas donde ha servido con su esposa desde septiembre 2013.  Previamente servía como pastor por 32 años en los EUA.

 

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