El Sacerdocio de Todos los Creyentes

Por el Dr. Clark Armstrong

Muchas personas no se dan cuenta que el concepto de “sacerdocio de todos los creyentes” fue incluso uno de los principios fundamentales de la Reforma desde sus inicios. Y muchos pastores o profesores han pasado por alto, o han minimizado, esa verdad.

En sus inicios, sin embargo, los puntos principales de la Reforma eran sola scriptura (solo la escritura como fuente de autoridad), sola fide (salvación solo por fe y no por obras), y el sacerdocio de todos los creyentes. Las otras “solas” fueron agregadas a medida que la Reforma avanzó. Todas ellas fueron una reacción a las prácticas y enseñanzas prevalecientes de la Iglesia Católica en aquella época. El gran principio conocido como “el sacerdocio de todos los creyentes” fue una reacción al hecho de que la Iglesia Católica enseñó que las oraciones, confesiones y ministerio solo podían hacerse a través o por los sacerdotes de la iglesia.

Los reformadores creyeron literalmente que todos los creyentes son un “real sacerdocio” (1 Pedro 2:9). El libro de Hebreos enseña que Jesucristo es nuestro único y verdadero sumo sacerdote y que podemos ir a Él directamente con nuestras oraciones (4:14-16). La palabra sacerdote significa “puente o mediador.” En 1 Timoteo 2:5, dice “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre…” Lutero enseñó que un pecador podía confesar sus pecados personales directamente a Dios a través de Cristo y encontrar perdón (Heb. 2:17-18, 1 Juan 1:9), lo cual era un pensamiento muy radical en aquel tiempo.

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Los reformadores enseñaron que, como creyentes, todos tenemos acceso directo a Dios a través de Jesús y no hay necesidad de un mediador terrenal. Las oraciones de los sacerdotes pueden ser de ayuda, pero Lutero vio a la práctica en aquella época, como una perversión y mala aplicación del sacerdocio Aarónico o Levítico, el cual estaba claramente cumplido en Cristo y eliminado por el Nuevo Testamento. Las prácticas a las que él se opuso en sus 95 tesis fueron vistas, por los sacerdotes de la iglesia, como una negligencia flagrante.

Cada vez que, directamente, un pecador se arrepiente al Señor; cada vez que, libremente, ofrecemos oraciones a Dios; cada vez que, personalmente, invocamos el nombre del Señor, ¡deberíamos alabar a Dios por esta maravillosa doctrina de la Reforma!

*Dr. Clark Armstrong es misionero y Profesor en el Seminario Nazareno Teológico de Asia-Pacífico en Manila, Filipinas donde ha servido con su esposa desde septiembre 2013.  Previamente servía como pastor por 32 años en los EUA.

 

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