“Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano.” (1 Cor. 8:13)
En el templo donde mi padre estaba pastoreando hace muchos años, había una mujer que quería ser miembro de la iglesia. Sin embargo, estaba en franco desacuerdo en que nuestra denominación apoyara la abstinencia del alcohol. “¿Por qué no podemos beber un poco de vino de vez en cuando? Muchos cristianos toman café, y esa bebida contiene cafeína. ¿Cuál es la diferencia?”
Mi padre le contestó en tono pensativo. “El alcohol ha causado mucho más daño social que la cafeína. No obstante, para que sepa lo importante que considero esto, nunca más tomaré alguna bebida a sabiendas de que contiene cafeína, si usted decide nunca beber alcohol de nuevo.”
Aunque la mujer no ha cumplido con su parte del trato, mi padre solo ha bebido café descafeinado desde esa conversación.
Han pasado 13 años.
¿Consideras tu testimonio tan importante que estarías dispuesto a renunciar a algo que te gusta si eso ayuda a otra persona en su caminar cristiano?
*Este mini-devocional fue escrito para la aplicación de la Juventud Nazarena Internacional (JNI) de la Región Mesoamérica. Les animamos a descargar y usar esa app, a través de la cual se estarán compartiendo pensamientos devocionales cortos como éste (escritos por varios líderes).
Deja una respuesta