Por: Dr. Verne Ward
Director de Misiones Globales, Iglesia del Nazareno
“Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros… Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron”. Hechos 13:1-3
La gente de Dios es la gente enviada. Dios llama a cada iglesia a predicar el evangelio a su Jerusalén, Judea, Samaria y a los rincones más lejanos de la tierra.
Al ser enviados de Dios, a veces la iglesia local envía misioneros a áreas más allá del alcance inmediato de su congregación para cumplir con las palabras de Cristo en Hechos 1:8.
Dios llama y la iglesia envía. Siempre ha sido así. Antes de que existieran denominaciones, las iglesias locales enviaban misioneros. Al interior de cada congregación, hubo personas que sintieron y aceptaron el llamado del Espíritu para predicar el evangelio en lugares y con personas a las que la iglesia todavía no había alcanzado. Estos organismos locales de fe ungieron, comisionaron y apoyaron a estos emisarios del evangelio.
Actualmente, la antigua responsabilidad de preparar, discipular y enviar misioneros todavía se asienta en la iglesia local. ¿Quién, además de la iglesia local, está en la mejor posición para acompañarlos en el discipulado conforme exploran la forma de su llamado? ¿Qué mejor lugar para ofrecer oportunidades de ganar experiencia fundamental y habilidades cruciales para el ministerio multicultural? ¿Qué mejor lugar para que los guíen líderes, mientras crecen como cristianos espiritualmente maduros? ¿Quién orará tan fervientemente por ellos y los apoyará como aquellos que los formaron en el discipulado y los enviaron?
Durante los 100 años de existencia de nuestra denominación, la responsabilidad de andar ese camino con los misioneros se ha trasladado de la iglesia local a la denominación global. Sin embargo, un equipo global pequeño o regional no puede discipular a los misioneros en vías de capacitación de manera tan efectiva como la iglesia local puede, y es llamada a hacerlo.
Con el fin de devolverle esta responsabilidad a la iglesia local, creamos la Oficina de Involucramiento, un pequeño equipo dentro de Misiones Globales, liderado por la Rev. Joyce Tempel. Joyce trabaja con coordinadores de Involucramiento en cada región, y estos equipos tienen la tarea de ayudar y proveer a los candidatos y a la iglesia local conforme cada uno cumple con el llamado de Dios.
Al ponerte en contacto con las iglesias locales, tendrás oportunidad de responder a las preguntas sobre el rol de enviar de la iglesia y sobre cómo Misiones Globales puede ayudarles. En Mesoamérica, por favor contacta a Scott y Emily Armstrong (sarmstrong@mesonaz.org; earmstrong@mesonaz.org) para hacer tus preguntas o solicitar recursos.
En diciembre, dediqué un tiempo a líderes nazarenos en Corea y les di este mensaje: ¡Misiones es el corazón de Dios para los perdidos! La Iglesia del Nazareno los necesita a ustedes para cumplir con las misiones.
“Ese es un mensaje que nunca antes habíamos recibido de la iglesia global”, me dijeron. Un líder añadió: “Siempre consideramos a EE. UU. como el hermano mayor que no necesitaba nuestra ayuda”.
Nada más lejos de la verdad. Del mismo modo que la iglesia cumple las necesidades de su pastor para que el pastor pueda ocuparse de cuidar a su iglesia, las iglesias locales y los distritos en todo el mundo sostienen las Misiones Nazarenas Internacionales con su apoyo. Como resultado, podemos fundar donde aún no hay iglesia, y desarrollar y administrar la iglesia local con Dios como agente principal de nuestra misión en el mundo.
Dios llama a toda la Iglesia a sus misiones, y la iglesia local sostiene las misiones. Vivamos este llamado ahora que empezamos un nuevo año en la misión de Dios.
Amén. Dios bendiga ha lo que han dicho que sí al señor y obre en cada congregación para realizar el trabajo de misiones para la Gloria y Reino de Dios.