Algunas de las mejores personas del planeta son Hijos de Misioneros (HMs). Emily y yo hemos podido invertir en diferentes grupos de HMs a través de los años, y también tenemos, por supuesto, dos Hijos de Misioneros en casa a los cuales consideramos increíbles.
Los Hijos de Misioneros poseen un montón de inteligencia cultural y parecen ser capaces de adaptarse a una multitud de situaciones desafiantes. Pero eso no hace que sean impermeables al dolor o las pérdidas. Recientemente leí de nuevo un poema escrito en 2011 por una HM maravillosa, cuando tenía 14 años de edad. Espero que te ofrezca una ventana para que veas un poco de lo que una adolescente Hija de Misioneros experimenta y la esperanza que se puede encontrar en Dios aun cuando las cargas parecen inaguantables.
Jeremías 29:11
Ana Brunk, Hija de Misioneros nazarenos en Singapur, 14 años de edad
(Escrito Julio 2011)
Trad. Scott Armstrong y Liliana Reza
Imagínate en el cielo,
Donde la hermosura de la creación de Dios florece
Donde la luz y el amor de tu Padre te rodean
Imagínate sentada en un campo inmenso lleno de color y belleza
Tu Padre está allí contigo
Te subes a su regazo y le tomas de la mano
Y mientras, él levanta tu dedo pulgar y lo acerca para contemplarlo
¿Ves todas estas líneas cubriendo tu dedo?
Tu huella es muy especial y única, tal como tú, dice con un guiño
Miras a tu Papá y sonríes
Tengo un propósito para todo lo que hago
Aun el patrón de huella en tu dedo pulgar fue hecho así a propósito
Antes de volver a tu hogar aquí en el cielo sufriste muchas cosas
Amigos queridos tuvieron que irse
Tu mejor amiga se mudó muy lejos de ti también
Te sentiste sola, como si fueras a la única que verdaderamente le importara su relación conmigo
Sentí tu dolor en todas esas situaciones
Lloré contigo en los tiempos malos y celebré en los buenos
Pero yo sabía los pensamientos que tenía acerca de ti; pensamientos de paz, y no de mal
Para darte esperanza y un futuro.
Miras a tu Padre con lágrimas de gozo en los ojos
Y todo salió perfecto, gracias Papi.
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