En su libro Una Dulce y Amarga Providencia (“A Sweet and Bitter Providence”), John Piper ofrece estos pensamientos sobre la providencia de Dios:
“La vida no es línea recta que nos guía de una bendición a otra y finalmente nos lleva al cielo. La vida es más un espiral y un camino con apuros. Curva cerrada tras curva cerrada. Y el punto de las historias bíblicas como José, Job, Esther y Ruth es ayudarnos a sentir en nuestros huesos (no sólo tenerlo en nuestro conocimiento) que Dios está con nosotros en todos esos retornos extraños. Dios no sólo se aparece después de los problemas para limpiar todo. Él está tomando su curso y manejando los problemas con un propósito de gran alcance para nuestro bien, y para gloria de nuestro Señor Jesucristo.”
cada curva es una oportunidad, a seguir la ruta del bien eterno en Cristo Jesús;y que la gloria de Dios se manifieste.
Nosotros decimos: “Amén”.
La vida cristiana nunca ha sido un dormitar, sino un constante caminar, constante y permanente evaluar lo caminado, enderezar la senda, transitar y decidir, salir y llegar, estar y despertar…
Gracias, Scott, por recordarnos esto.
Y por esta razón, el camino de Jesucristo no acepta mediocridades.
Y eso es radical.
~ Un abrazo