Un ejercicio llamado Tentación – Parte 2 de 2

El siguiente post es la continuación de la entrada anterior, del autor Tim Chaddick. Fue originalmente publicado en el blog de Ed Stetzer para The Exchange (El Intercambio) en Christianity Today.

tentado

No podemos darnos el lujo de hacerlo mal.

Y tampoco podemos darnos el lujo de perder en el increíble crecimiento que sucede cuando lo hacemos bien.

La famosa tentación en el desierto de Jesús fue un acontecimiento tan importante que se registró en tres de los cuatro evangelios. En ella no son las situaciones típicas que se pueden esperar, de hecho, en la superficie, las ofertas de Satanás a Jesús no parecen ser tan malas. Quiero decir, me imagino que si íbamos a ser enseñados en un curso intensivo sobre la tentación con Jesús como nuestro líder, tendría lugar en algún tipo de la antigua Las Vegas, donde el sexo, las drogas y el rock abundan. ¿No es por eso por lo que algunas personas la llaman “la ciudad del pecado”? Pero de nuevo, también podría tener lugar en Salt Lake City, con sus templos, las políticas anti-café, y la ropa interior religiosa. Si realmente creemos lo que dice la Biblia sobre el pecado, entonces realmente podría estar en cualquier lugar. Incluso en un desierto.

Tenemos que entender de qué se trata la tentación sobre convertir las rocas en pan, saltar de una torre de Jerusalén y ver la gloria de los reinos del mundo que nos enseñan acerca de la naturaleza de la tentación en sí y cómo vamos a enfrentarla. Cada tentación contiene una mentira, que, si se cree, debilita nuestra salud espiritual y nos lleva por un camino destructivo, lejos de lo que Dios quiere. Sin embargo, cada tentación también puede ser una oportunidad para intensificar aún más en la victoria vivificante de Cristo, lazándonos más profundamente en nuestra verdadera identidad como el amado(a) de Dios.

Sí, dentro de nosotros hemos puesto a competir compromisos y conflictivos deseos. Queremos amar sacrificadamente a otras personas, y sin embargo, nos sentimos atraídos hacia el egocentrismo. Queremos ser fieles a nuestros cónyuges, y sin embargo, nos sentimos tentados con pensamientos infieles. Queremos seguir a Cristo en la vida diaria, y sin embargo sentimos la fuerza de seguir nuestras pasiones caídas. Pero la verdad de la gracia de Dios en Jesús hace que sea posible cambiar, para ser transformado en alguien como Cristo.

La tentación es un enemigo.

Sorprendentemente, puede llegar a ser nuestra oportunidad de crecimiento.

Cada vez que elegimos la verdad frente a la mentira, estamos, en cierto sentido, flexionando los músculos en nuestras vidas espirituales que crecen más fuerte con cada desafío. El resultado es que nos hemos vuelto más maduros, nuestro carácter crece, y por la gracia de Dios, reflejamos la belleza de Jesús a los que nos rodean. Cada momento de la tentación puede ser un ejercicio de lo que más importa. Estos momentos no tienen que matar. Pueden hacerte más fuerte.

Tomado originalmente de: http://www.christianitytoday.com/edstetzer/2015/august/exercise-called-temptation.html

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