«Quiero dejar una huella en la humanidad»

Daniela 6

Esta semana nuestros primeros misioneros de Génesis están terminando su periodo de servicio y regresando a sus hogares.  Han experimentado éxitos y fracasos, bendiciones y desafíos a la vez.  Qué lindo poder ver el gozo y la pasión profunda de Daniela González, una de ellos, después de sus años de servicio trans-cultural en Veracruz, México.
Me encantaría siempre tener las palabras correctas para transmitir exactamente todo lo que he visto, disfrutado y vivido en estos dos años.  Ahora termina mi tiempo y moría de ganas de compartir tanto en tan solo algunas lineas e imágenes.
Dios me ha permitido vivir una experiencia inigualable.  Me ha dejado ver su rostro y sus manos en acción.  ¿Por qué yo? Sinceramente siempre me he considerado afortunada con lo que me ha tocado tener y vivir; aunque no es para muchos gran cosa, pero estos dos años de voluntariado han superado hasta el sueño más chiquito que he tenido.Daniela 3
Tuve planes siempre para salir adelante: jamás pensé llegar a la universidad, y gracias a Dios la termine.  Jamás soñé con un cargo alto en la iglesia – mi único interés era servir lo mejor posible.  Y ahora he tenido el privilegio de servir en una ciudad que no era mía (pero ahora lo es), y he conocido personas maravillosas en este trayecto.  He conocido niños maravillosos y lugares alucinantes. He admirado la belleza de la creación divina en cada instante.  No puedo estar más agradecida.
Una vez me preguntaron qué quería ser de grande. Recuerdo y aun sigo empeñada en mi respuesta:
«Quiero dejar una huella en la humanidad».
Daniela 7Quizás no lo he alcanzado, y sé que jamás lo haré.  Pero sé quién sí lo hará.  Mi mayor satisfacción es que es a Él a quien sirvo, a quien le he dado mis mejores años, todo lo que consideré mio. ¡Jesús es el único que puede dejar esa huella!  Le doy gracias porque me permite ser parte de esta transformación de vidas, milagros, amor, bondad, felicidad, reconciliación y – lo mejor – la redención.
Me trajo a una multitud a hablar de su amor transformador.  Estoy segura que al grupo de personas con los que he compartido seguirán atrayendo a más a sus pies y esa será la huella en la humanidad.
Sigo escuchando esa voz que me dice:

«A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies» (Mateo 9:37-38). 
 —
Aun quiero seguir siendo obrera. Quiero seguir con él en este camino. No tengo idea a dónde y cómo, pero sé que él tiene el mejor plan y sigue repitiendo:
«No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia» (Isaías 41:10).
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