Por el Dr. Clark Armstrong
Martín Lutero creía firmemente en el sacerdocio de todos los creyentes, en relación con el hogar cristiano. Él creyó que los padres – y particularmente el padre de cada hogar – era el “sacerdote” de ese hogar.
Lutero es quien comenzó la idea del padre, o los padres, guiando a los hijos en un tiempo devocional o de adoración en familia diariamente. Él escribió un libro proveyendo guía a los padres mientras ellos guiaban a sus hijos en el hogar. En el libro, él da algunas “Oraciones/bendiciones de la mesa” para enseñar a los hijos a dar gracias ofreciendo una oración antes de tener cualquier comida habitual (Lucas 24:30). Una de las oraciones más famosas fue “Dios es grande. Dios es bueno. Agradezcamos por nuestro alimento. Amén.”
Crecí en una familia de seis hijos (tres niños y tres niñas). Nuestra madre fielmente nos enseñó a orar las “oraciones/bendiciones de la mesa” cuando éramos muy jóvenes. Cuando era nuestro turno, los niños diríamos la oración (la que mencioné anteriormente), y las niñas orarían otra que decía, “Gracias por el mundo tan dulce. Gracias por la comida que comemos. Gracias por las aves que cantan. Gracias, Dios, por todo. Amén.” No es tan importante que la oración rimara (en inglés es así), aunque eso ayuda a que los pequeños lo recuerden. Lo importante es siempre detenerse y orar antes de comer. Tan pronto como fuimos lo suficientemente mayores, cuando era nuestro turno, nos animaron a que cada uno hiciéramos nuestras propias oraciones desde nuestro corazón.
Finalmente, Lutero enseñó que, como creyentes, todos somos sacerdotes ante Dios a través de nuestro gran y sumo sacerdote Jesucristo. Podemos compartir nuestras peticiones de oración entre nosotros, y orar unos por los otros en el cuerpo de Cristo. Hoy tenemos muchos grupos pequeños, clases de escuela dominical, grupos de discipulado, reuniones de ministerio entre hombres o mujeres, o ambientes de adoración donde regularmente nos levantamos el uno al otro en oración, directamente al Señor, como sacerdotes los unos para los otros. Hacemos oraciones por sanidad, por los perdidos, por los santos e intercesión por todos los problemas en nuestro mundo. Constantemente tenemos testimonios maravillosos de milagros y transformación a través de nuestro ministerio sacerdotal por todos los creyentes. ¡¡¡Alabado sea Dios por esta verdad!!!
*Dr. Clark Armstrong es misionero y Profesor en el Seminario Nazareno Teológico de Asia-Pacífico en Manila, Filipinas donde ha servido con su esposa desde septiembre 2013. Previamente servía como pastor por 32 años en los EUA.
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