Escrito por Carla Sunberg. Trad. por Yadira Morales.
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.” Filipenses 4:8-9 (RV1960)
Citando a John Maxwell,“Todo exalta al liderazgo y todo recae sobre el liderazgo.” A menudo éste el caso, ya sea en el mundo secular o en la iglesia. Estas palabras del apóstol Pablo son un recordatorio de que los que están en el liderazgo deben tener cuidado con su actitud. La forma en que los líderes ven el mundo, tendrá una influencia en los que les rodean.
Recientemente leí el libro, “Factfulness: Diez razones por las que estamos equivocados sobre el mundo. Y por qué las cosas están mejor de lo que piensas.” por Hans Rosling. En este libro, y en su charla TED, comienza a desafiar nuestras nociones negativas. ¿Por qué menciono esto? Porque me parece que la iglesia a menudo se convierte en un caldo de cultivo para el pensamiento y la conversación negativos. Si fuéramos a creer todo lo que oímos sobre el cristianismo y la iglesia, tal vez todos estaríamos listos para tirar la toalla y darnos por vencidos. Pasar mucho tiempo en las redes sociales o escuchando las noticias, puede sesgar nuestra perspectiva del mundo. Nos hemos convertido en adictos a las noticias negativas, y eso está creando una crisis de ansiedad en nuestro mundo. Pablo estaba tratando de darnos una receta para ese miedo.
Rosling nos dice que hemos permitido que el instinto negativo vaya a alta velocidad, lo que significa que nos centramos mucho más en lo negativo de lo que lo hacemos en lo positivo. Nuestro instinto es “reconocer el mal más que el bien.” Él proporciona tres razones para esto: 1) “omisión del pasado,” 2) “reportajes selectivos de los periodistas y activistas,” y 3) “la sensación de que mientras las cosas estén mal, es cruel decir que van a mejorar.”
Imagínense si tuviéramos que poner a la iglesia en este paradigma. A menudo recordamos el pasado y los “buenos viejos tiempos.” Nos gustaría poder volver a aquellos días en que la “iglesia estaba llena” y “todo funcionaba tan bien.” Por desgracia, no somos capaces de recordar las luchas que la iglesia enfrentó en ese entonces, y que las cosas pueden no ser peores que ahora. Al mismo tiempo, tenemos medios de comunicación que están listos para abalanzarse sobre todas las historias negativas que pueden encontrar acerca de un líder de la iglesia. Tanto los diarios religiosos como las noticias seculares, abiertamente las diseccionan, oímos los detalles de los fracasos mayores. Rara vez hay noticias sobre el buen trabajo que está haciendo la iglesia en una comunidad. Nuestros corazones se agitan con empatía por las malas noticias que recibimos regularmente, pero con el tiempo la “fatiga de la compasión” empieza a instalarse, y nos cansamos de responder a la catástrofe más reciente.
Escuchemos de nuevo a las palabras de Pablo. “…Hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Éste es el antídoto que todos necesitamos, ya que nos ayudará a replantear nuestras vidas desde una perspectiva positiva. De acuerdo con Rosling, “La pérdida de la esperanza es probablemente la consecuencia más devastadora del instinto negativo y la ignorancia que causa.” Llevar a la gente a un lugar de esperanza es posible cuando nos alejamos del instinto negativo.
Los líderes deben guiar y ayudar intencionalmente a la comunidad de la iglesia a desarrollar una manera más positiva de mirar a nuestro mundo. Dios todavía está en el trono. Cristo no ha cambiado de opinión acerca de su esposa, ¡la Iglesia! Recuerden, Jesús dijo, “edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” La realidad es que en muchos sentidos, el mundo es cada vez mejor. Todavía habrá malas noticias y tiempos difíciles, pero en general hay una mejora. Creo que esto es cierto en la vida de la iglesia también. ¿En algunas partes del mundo la iglesia está envejeciendo? ¡Sí! ¿Eso está creando un problema que hace que sea difícil demostrar que hay un aumento neto positivo? ¡Sí! Sin embargo, eso no quiere decir que la iglesia no está alcanzando y llevando a miles de personas a Cristo cada año. En algún lugar alrededor de 120,000 personas hicieron una profesión de fe el año pasado a través del trabajo global de la Iglesia del Nazareno. El año pasado se organizaron 501 nuevas iglesias, y más de 100 de ellas pertenecen a Estados Unidos y Canadá.
Al momento de escribir este artículo, estoy en Mozambique. Ayer estuve con líderes de este país quienes están apasionados por seguir a Jesús. Hace algunos años, los superintendentes de distrito y otros dirigentes se reunieron para hablar de lo que estaba ocurriendo en su país. Reconocieron una profunda hambre espiritual entre la gente y una puerta abierta al evangelio. Al darse cuenta de que se les había provisto de una oportunidad significativa, ellos sabían que tenían que actuar. La sinergia de Dios y el hombre, trabajando juntos, resultó en un plan estratégico de cinco años para la expansión de la obra del Reino en Mozambique. Esto incluyó la adición de nuevos distritos y centros para discipulado y el desarrollo pastoral. En los tres primeros años, la iglesia creció en un 10 por ciento, y pronto se reunirán para evaluar la eficacia actual del plan. Podrían haber sido rebasados por las malas condiciones en algunas partes de ese país. Podrían haber hecho excusas por la falta de financiamiento y el contexto desafiante. En su lugar, optaron por centrarse en lo positivo y moverse en la dirección donde Dios les estaba guiando.
Es el momento de cambiar nuestra forma de pensar y permitir que el Espíritu Santo transforme nuestra mente. Entonces podemos dirigir a la iglesia en la dirección donde Cristo va. Esto solo ocurrirá cuando intencionalmente hablemos la verdad, nos enfoquemos en lo que es honorable, hagamos lo que es justo, tengamos pensamientos puros, participemos en acciones amables, practiquemos la excelencia, y pasemos tiempo alabando y elogiando a los demás. Pensemos en estas cosas.
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