Jesús No Es La Solución

Este artículo ha sido traducido del siguiente enlace:

https://iamchrisgilmore.com/2019/08/05/jesus-is-not-the-solution/

Cada vez que nos enfrentamos a la desesperación en nuestro país, uno de los refranes más comunes es: «La gente solo necesita a Jesús». Amigos míos, les tengo malas noticias: Jesús no es la solución. Al menos no el Jesús que la mayoría de nosotros conocemos.

Ese Jesús que es un pequeño agregado a nuestras vidas. El que mantenemos cerca en caso de que nos encontremos en problemas o necesitemos asegurarnos de que somos buenas personas. El Jesús que solo existe después de un acuerdo mental de que él es Dios y nos pedirá poco a cambio de reconocerlo (además de invitar a las personas a la iglesia y tratar de maldecir menos).

Este Jesús nos permite ocupar sillas en la iglesia con corazones prejuiciosos y sistemas sin control. Este Jesús nos permite orar “venga a nosotros tu Reino” sin considerar las implicaciones.

Este Jesús nos permite imaginar que somos discípulos fieles, mientras la mayoría de nuestro aprendizaje viene de las noticias de nuestra compañía de cable. Este Jesús hará tu vida mejor con tan solo orar en el altar o levantar las manos con la cabeza inclinada.  Este Jesús es fácil.

Este Jesús se adapta cómodamente a los dioses del poder, la riqueza y la movilidad ascendente. A este Jesús no le importa compartir espacio porque este Jesús también está enamorado de esas cosas.

Este Jesús nos permite albergar odio y amargura. Este Jesús nos permite distanciarnos del mundo y sentirnos bien por ello.

Este Jesús seguramente no quiso decir que amáramos a nuestros enemigos y pusiéramos la otra mejilla, porque este Jesús es razonable y de verdad solo quiere que seamos felices y saludables para llegar al cielo alguna mañana luminosa.

Este Jesús ha sido invitado a los corazones de los dueños de esclavos, violadores, abusadores, predicadores hambrientos de poder, supremacistas blancos, idólatras, traficantes de guerra y cosas por el estilo, y no ha hecho nada más que ayudarlos a sentirse más santos en su falta de semejanza a Cristo.

Él es poco más que un accesorio de campaña y una carta para salir del infierno si todo esto resulta ser cierto.

Este Jesús no tiene poder. Y es un fraude.

Sin embargo, existe un Jesús diferente.

Uno que no está en deuda con el sueño americano. Uno que no se dobla como una caña cuando los políticos nos piden que cambiemos nuestras convicciones por la promesa de poder. Uno que no nos pide muy poco.

Este Jesús es el Señor.

Este Jesús arroja fuera a los charlatanes y llama a la gente religiosa: «sepulcros blanqueados». Tienen los himnos y los sonidos correctos, y las calcomanías, pero nada de vida y amor en su interior.

Este Jesús no nos permitirá sentarnos complacientes. Este Jesús no nos permitirá conformarnos con lugares comunes. Este Jesús no solo quiere convertirte en una mejor versión de ti mismo. Este Jesús no tolerará nuestros prejuicios o palabras violentas, o el espacio que hacemos para otros dioses. Este Jesús demanda que nos arrepintamos y dejemos todas aquellas cosas que asemejan  muerte y destrucción.

Aunque las disfrutemos. O las queramos. O vendamos nuestras almas para justificarlas.

Este Jesús nos instruye a amar a nuestro prójimo, dar la bienvenida al marginado, cuidar a los enfermos y encarcelados. Este Jesús está menos preocupado por las fronteras, los presupuestos, la seguridad y las enmiendas constitucionales de lo que nos gustaría pensar.

Este Jesús pondrá en duda todas nuestras lealtades. A uno mismo, a la familia, a los políticos, al país.

Este Jesús no es seguro. Él interrumpirá todo. Nos pondrá en desacuerdo con las personas que siguen al otro Jesús y a los reinos del mundo. Habrá heridas, dolor y úlceras. Él nos dijo esto, que seguirlo traería división porque seguirlo lo pone todo de cabeza.

Este Jesús dijo: “si quieren seguirme, estén preparados para ir a la muerte”. El otro Jesús nos convence que esto fue solo una hipérbole y que podemos seguir viviendo la vida que nosotros queramos.

El verdadero Jesús, el de Nazaret, el que fue crucificado bajo las leyes romanas y resucitó de los muertos, él es el Señor. Y él es el único que vale la pena conocer.

Este Jesús y todo el trastorno, la dificultad y la dura reflexión que exige merecen la pena. Con este Jesús encontramos que esta es la única forma de vivir verdaderamente.

Con este Jesús encontramos cambios y transformaciones para nosotros mismos y para todo el mundo roto. Con este Jesús encontramos que hay otro Reino donde los últimos son los primeros y los más grandes son los sirvientes y que incluso la muerte conduce a la victoria.

Este Jesús nos empuja fuera de nuestras paredes y zonas de confort, de los puntos de conversación partidistas y respuestas con aire acondicionado y nos confronta con lo que es real, verdadero, correcto y bueno. Este Jesús transforma mentes y votos y conductas y adicciones y prioridades y conversaciones y actitudes y vecindarios.

Conozcamos a este Jesús. Sigámosle.

Permitamos que este Jesús tenga acceso total a todos nuestros prejuicios, comodidades y quebrantamiento para hacer lo que quiera. Que haga su mejor trabajo en lugares que ni siquiera nos damos cuenta de que necesitan trabajo.

Destruyamos  al falso Jesús que durante mucho tiempo se ha enmascarado en nuestros santuarios y nos ha instado seguir durmiendo.  Alejemos la apatía y la comodidad. Alejémonos de los dioses del poder, la riqueza y el éxito personal para proclamar plenamente y en alta voz que Jesús es el Señor.

Y entonces cambiaremos el mundo.

 

 

 

 

2 comentarios sobre “Jesús No Es La Solución

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  1. Gracias a Dios hno.Scott, alguien en mi denominación ha tenido la valentia de levantar la voz, para decir claramente la realidad que estamos viviendo, hermosos templos, comodoss con aire acondicionado, pero el verdadero Jesus queda sentado en la vereda por que no se acepta su humildad, y lo mucho que pide, Dios te rebendiga a ti y tu familia, y esa mente y ese corazon presto a escuchar y transmitir el verdadero mensaje de Jesus.

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