En nuestra última publicación, compartimos sobre la importancia de centrarse en las bendiciones y las dificultades de ser un niño misionero o un niño predicador. El libro I Have to Be Perfect (and Other Parsonage Heresies) by Timothy L. Sanford, fue escrito con MK y PK en mente, y el siguiente es otro extracto de los escritos de Sanford. Creo que sus palabras sobre el perdón resultarán constructivas para cualquiera de nosotros, independientemente de dónde crecimos.
La respuesta de los cristianos a cada dilema humano es esa cosa espiritual que lo cura todo, lo arregla todo, y lo hace todo, llamado perdón. No fue hasta que emprendí un estudio serio del tema, que me di cuenta de lo poco que sabía, y lo que no me enseñaron, sobre la dinámica real del perdón.
El perdón no es un suceso en el que tú, el ofendido, pronuncia palabras piadosas que de alguna manera liberan al acusado, y a ti también.
Perdonar no es negar que haya ocurrido algo incorrecto.
Perdonar no es olvidar que los eventos de tu pasado alguna vez tuvieron lugar.
El perdón no es una forma espiritual de decir que el daño que te hicieron está bien y no tiene consecuencias.
El perdón no es el martirio propio. No es un intento de justicia propia para verte bien mientras te lames las heridas.
El perdón no es barato, rápido o fácil.
El perdón no es automáticamente confiar o incluso que te agrade la persona que te lastimó.
Todas estas son cosas que no es el perdón. ¿Entonces qué es?
El perdón es un proceso, no un evento. Se requiere tiempo para “procesar” el proceso. Ambos, sanar y perdonar, toman tiempo.
Cuanto mayor es el error, mayor y más profundo es el dolor.
Cuanto más profundo es el dolor, mayor es el daño o la lesión.
Cuanto mayor es el daño, más tiempo tarda en sanar.
Cuanto más se tarda en sanar, más se tarda en perdonar por completo.
No hay una gran fórmula matemática aquí, solo sentido común.
El verdadero perdón trae la verdadera libertad. Puede llevar días, semanas o incluso años llegar del principio al fin. Que así sea. Ten cuidado de no comparar el progreso de otra persona con el tuyo. Cada caso es diferente y único. Si bien la progresión es similar, el ritmo no lo es.
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