Por Scott Armstrong
“Si piensas que eres muy pequeño para hacer una diferencia, intenta dormir con un mosquito.” – Dalai Lama XIV
Soy fan de Jim Collins, un escritor e investigador empresarial. Aunque la palabra tal vez haya sido inventada antes, creo que Collins popularizó el término “MEGA” en su libro Creadas para Durar. ¿Qué es una MEGA? Es el acrónimo para una “Meta Espeluznante, Grande y Audaz.”
“Una MEGA compromete a la gente – los alcanza y los agarra,” dice Collins. “Es tangible, energizante, y altamente especializada. La gente ‘la entiende’ de inmediato; requiere poca o ninguna explicación.”
Cada empresa debería tener una MEGA. Todas las compañías tienen metas. Pero hay una diferencia entre simplemente tener una meta y comprometerse con un enorme e intimidante desafío—como una gran montaña para escalar. Collins lo usa como una ilustración de la misión a la luna en los años 60’s. El Presidente John F. Kennedy y sus asesores podrían haber ido a un salón de conferencias y formulado algo como “Reforcemos nuestro programa espacial,” o algunas otras declaraciones así de superficiales. Sin embargo, Kennedy proclamó el 25 de mayo de 1961, “que esta Nación se debe comprometer con el cumplimiento de la meta, antes que finalice esta década, de enviar un hombre a la luna y hacer que regrese a salvo a la tierra.”
Eso, mis amigos, es espeluznante, grande, y audaz. Pero también es específico. Peligrosamente específico. Dadas las circunstancias, un compromiso tan audaz era, en ese momento, escandaloso. Pero eso probó ser un instrumento poderoso para impulsar a los Estados Unidos hacia lo que parecía inalcanzable.
¿Cuántos cristianos tienen metas parecidas a “enviar-un-hombre-a-la-luna”? Como iglesias, ¿alcanzamos las estrellas, o estamos satisfechos con admirar un edificio de oficina de dos pisos?
Si cada empresa debe tener una MEGA, entonces con mayor razón, cada cristiano, cada iglesia y cada ministerio. Después de todo, a diferencia de las empresas, no estamos tratando de vender más productos o hacer más dinero. ¡Nuestra misión es el impacto y la transformación global! Además, estamos sirviendo al Todopoderoso, Rey de reyes y Señor de señores: ¿por qué no soñamos en grande y establecemos algunas metas locas y elevadas? No importa cuán grandes sean, ¡no pueden ser más grandes que las que Él tiene para nosotros!
El apóstol Pablo lo describe de esta forma — “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros…” (Ef. 3:20 RVR1960).
Las MEGAs para el cristiano están basadas en un Dios que hace, abundantemente mucho más, de nuestros sueños y peticiones más grandes.
Para resaltar esto, me gustaría dirigir nuestra atención a dos ocasiones en que el mismo Dios encarnado se asombró. Estas historias deberían ayudarnos a ver la relación entre una meta espeluznante, grande y audaz y una fe espeluznante, grande y audaz (¿deberíamos llamarla FEGA?).
En Marcos 6, el mismo Jesús se encuentra en su ciudad de origen donde todos lo escuchan enseñar, lo ven hacer milagros, y literalmente se escandalizan a causa de Él (v. 3). ¡Ellos conocían a Jesús! Lo vieron crecer. ¡De ninguna manera podría ser el Mesías! “¡Nada que ver aquí, amigos! Solo es el hijito del carpintero tratando de actuar como alguien que no es.”
“En efecto, no pudo hacer allí ningún milagro, excepto sanar a unos pocos enfermos al imponerles las manos. Y él se quedó asombrado por la incredulidad de ellos.” (v. 5-6 NVI).
Bueno, esa es una manera de asombrar a Jesús. El Hijo de Dios estaba sorprendido por su mezquindad e incredulidad.
Pero otro pasaje nos muestra esto de una mejor manera. En Lucas 7, un centurión va hacia Jesús y le pide que sane a su siervo. No hay necesidad de fanfarria y ceremonia para que Jesús recorra todo el camino hasta su casa. El centurión creyó que Jesús podía sanar a su siervo con una sola palabra.
“Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la gente que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe” (v. 9 RVR1960). Y en ese instante aquel hombre fue sanado.
En dos ocasiones diferentes Jesús se asombró:
- Falta de fe
- Gran fe
Si Jesús observara tu nivel de fe, ¿estaría asombrado por lo espeluznante, grande y audaz que sería? ¿O estaría asombrado por tu pensamiento a pequeña escala?
Craig Groeschel, fundador del visionario y creciente canal LifeChurch.tv, nos pide que pensemos en esta última semana de nuestras vidas. ¿Cuáles son los grandes pasos de fe que tomaste en la última semana? ¿Intentaste algo tan audaz que estaba destinado al fracaso, salvo que Dios estuviera en ello? ¿Cuál fue tu oración? Si Dios contestara todas y cada una de tus oraciones en un instante, ¿qué sería diferente, no solo para ti, pero en el mundo?
“Si algunos de ustedes, oraran grandes oraciones,” dice Groeschel, “se habría encontrado la cura para el cáncer o se habría resuelto el problema del hambre, se habría salvado un matrimonio, o niños habrían sido adoptados por familias. Eso sería grandioso. Otros de ustedes tendrían comida bendecida. Y tendrían un viaje seguro a la casa de tu abuela. ¿Qué sería diferente en el mundo si Dios contestara sí a tus oraciones y que sería inmediato? Para algunos de ustedes, nada sería diferente porque no oraron y no fueron audaces.”
Es un insulto para Dios pensar a pequeña escala. Es una completa tergiversación de su carácter. Tal vez suene tonto, pero estoy comenzando a pensar que no tener una MEGA, que hemos desarrollado en oración y audacia, es un asunto de pecado. Es, ciertamente, una falta de fe.
Así que, ¿cuál es la MEGA que Dios te ha dado? Si no sabes, es imperativo que pases tiempo buscando el rostro de Dios y el “mucho más abundantemente” que Él tiene. Probablemente, también necesite desarrollarse y pulirse en comunidad. Asegúrate que sea clara y específica. Y después deja que esto moldee tus oraciones y acciones en los próximos días. ¡Tú – y el mundo entero – serán cambiados para siempre!
Muy buen punto, Mery. Siempre sometemos nuestros deseos a la voluntad de Dios.
Muy interesante el artículo; aunque tengo que confesar que me ha venido a la memoria la oración de fe del apóstol Pablo, la cual no tuvo la respuesta que él esperaba. Creo que debemos de tener oraciones llenas de «FEGA»; pero siempre estar alertas en el sentido, de que Dios nos puede decir: «Mira, mi amado/a hijo/hija, lo puedo hacer. Puedo hacer aquello que me pides; pero no lo voy a hacer, pues he preparado algo mucho mejor. Recuerda lo que dice Efesios 3:20».