Por Scott Armstrong
«Al oír esto, Jesús les contestó: ―No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. Pero vayan y aprendan qué significa esto: «Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios.” Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores» Mateo 9:12-13 NVI.
(Leer Mateo 9:9-13)
Tengo que admitirlo. La Sala de Emergencias no es mi lugar favorito del mundo. Hay mucha necesidad alrededor. Niños tosiendo, padres cansados, tobillos torcidos, y algunas emergencias muy serias que oscilan entre la vida y la muerte del paciente.
¿Qué pasaría si un hombre completamente sano entra en la Sala de Emergencias y exige ser atendido? Todas las personas enfermas en la sala de espera están miserablemente matando el tiempo hasta que puedan ser atendidos por un doctor. Los cuartos del hospital están llenos de gente herida en medio de operaciones y cuidados. Y este hombre decide que él es más importante que cualquier otro y tiene que ser visto por un doctor de inmediato. No hay razón, realmente. Solamente quiere la atención.
¿Suena ridículo? Debería. Y aún así, muchos cristianos –tal vez tú y yo– dedicamos nuestro tiempo a la gente sana y fallamos en reconocer que estamos en medio de la Sala de Emergencias.
Me encanta el sencillo pasaje que leímos hoy. Mateo está escribiendo acerca de su propio llamamiento. No dedica mucho tiempo a describir la escena, pero se nota que Mateo la recuerda bien. Él recuerda las cosas que se dijeron sobre él, sus amigos, su Señor. Ese fue el día de la transformación de Mateo. Pasó de estar enfermo a ser sano en un lapso de algunas horas. Y ahora su misión es decirle al mundo que el Doctor ha venido con la cura. Esta es la razón primordial por la que escribe.
Si hemos venido a Cristo y tenemos una relación con Él, estamos –o al menos de acuerdo a estos versículos– sanos. Es seguro que necesitamos crecer. Nadie ha crecido tanto que ya no necesite de Jesús. Pero parte de nuestra responsabilidad después de ser sanados es salir del hospital y traer más gente enferma al Doctor. El día que Mateo conoció al Doctor ya estaba trayendo a otros a Él. Años después él escribió las palabras que acabamos de leer porque quiere que todos sepan que Jesús pasó su vida entera –y su terrible muerte– salvando pecadores.
La pregunta es: ¿Estás haciendo lo mismo? ¿Estás realmente convencido de que la gente está yendo al infierno sin Cristo? Te ha sido dada la cura. ¿Qué vas a hacer para esparcir esa cura a todos los que están muriendo sin ella?
Deja una respuesta