“Guarda silencio ante el Señor, y espera en él con paciencia; no te irrites ante el éxito de otros, de los que maquinan planes malvados.” (Salmo 37:7 NVI)
(Leer Salmo 37:3-8)
Cuando era pequeño, mi hermano y yo solíamos quejarnos de la “justicia.” ¿No es esa la cuestión más urgente para un niño pequeño?
Si mi hermano me quitaba un juguete, yo gritaría para que todos escucharan, “¡Oye, eso no es justo!” Si yo iba a casa de un amigo mientras mi hermano se quedaba en casa, él se lamentaría con mi papá y mi mamá, “Pero, ¡eso no es justo!”
Incluso como adolescentes y adultos, normalmente estamos preocupados por la justicia. Él obtuvo buenas notas y no tuvo que esforzarse. Ella hace más dinero que yo, y yo trabajo mucho más duro. El asunto es más complejo cuando vemos a los seguidores de Cristo sufriendo y a aquellos que ni siquiera les importa Dios, viviendo la buena vida. Definitivamente es fácil enfocarnos en aquellos a nuestro alrededor y preguntarle a Dios, “¿Estás viendo esto? ¡Esto no es justo!”
Tal vez por eso es que David escribe el Salmo 37. En sus primeros 8 versículos (versión NVI), él dice 3 veces, “no te irrites,” especialmente en lo que tiene que ver con el éxito aparente de “los que maquinan planes malvados.” Es como si David estuviera diciendo, “sé que no es justo. Pero no se preocupen. Dios sabe.”
Tal vez más importante, David nos da un gran consejo.
“Confía en el Señor y haz el bien…”
“Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón.”
“Encomienda al Señor tu camino…”
“Guarda silencio ante el Señor, y espera en él con paciencia.”
Esas son palabras de guía y también de ánimo.
Aunque las circunstancias en tu vida no parezcan justas. Dios ve y conoce todo. Él tiene promesas increíbles preparadas para ti, si tú continúas sirviéndole fielmente (v. 4-6). En lugar de enfocarte en otros, enfoquémonos en el Señor y confiemos en Él.
Mil Bendiciones