Nuestro Hogar

Por Scott Armstrong

Viajo mucho: alrededor de 80 días cada año, sin incluir nuestra gira misionera, la cual, de todos modos, es un estado de movimiento permanente. Poder visitar tantas culturas y compartir con amigos cristianos de otros países ¡es una enorme bendición! Al mismo tiempo, al finalizar cada viaje, no hay nada como llegar a casa.

Algunas veces me pregunto cómo fue para los israelitas recorrer errantes el desierto esos 40 años. Vemos en Números 14 que esto fue la consecuencia de su desobediencia y falta de fe. Aún así, ¡no me puedo imaginar gastar cuatro décadas de vida sin sentirme en algún momento como en casa!

Moisés fue el líder de esta brigada errante. Y él comienza uno de sus salmos con una profunda declaración de alabanza:

“Señor, a lo largo de todas las generaciones, ¡tú has sido nuestro hogar!” (Sal. 90:1 – NTV)

Es muy probable que haya escrito esas palabras durante sus últimos cuarenta años de vida. Los años sin casa, esperando por la Tierra Prometida que él nunca iba a disfrutar. Entonces ¿cómo es que él puede testificar que tiene un “hogar”?

Un hogar no es solo una casa. Un sinónimo de hogar podría ser “morada.” Casi todas las versiones en español traducen esta palabra hebrea como “refugio”, y Dios es ciertamente eso. Pero que Dios sea el hogar de Moisés, significa que él se siente seguro no solo con Yahvé, sino en Él. Es una declaración de que él no solo recibe descanso de parte de Yahvé, pero descansa en Él.

A salvo. Descansa. En Dios.

living-room-690174_960_720.jpg

En la tradición cristiana en la que crecí, hablamos mucho más sobre Dios, a través de Cristo, viviendo en nosotros (¿Cómo podrías ser un verdadero creyente si nunca le has “pedido a Jesús entrar a tu corazón”?). Mientras que Cristo viviendo en nosotros es un concepto bíblico (Rom. 8:9-11, Ef. 2:22, Col. 1:27, etc.), frecuentemente descuidamos la realidad que también es mencionada varias veces en la Escritura: nosotros en Él.

En Colosenses 3:3, nuestras vidas se describen como “escondidas con Cristo en Dios.” Dios es ese lugar secreto, ese lugar seguro donde nos acurrucamos con Jesús. Cuando Pablo se dirigió a los atenienses, él explicó que Dios no está lejos de ninguno de nosotros, “puesto que en Él vivimos, nos movemos y existimos” (Hechos 17:28). Dios es un hogar para su pueblo, y es un lugar espacioso donde podemos relajarnos y movernos con libertad.

Dios no nos invita a ser sus huéspedes. No somos invitados a vivir como siervos en su palacio. No. La invitación es a hacer nuestra morada en Él.

Mientras viajamos podemos ser los recipientes de cantidades copiosas y no merecidas de hospitalidad. Pero el único lugar en el que nos sentiremos verdaderamente como nosotros mismos es estando en casa.  

 Y la casa no es tanto un lugar como lo es una persona.

Abba.

Del pasado al presente, hombres y mujeres han quitado sus zapatos, se han recostado, y han colocado sus pies descalzos en la sala llamada Yahvé. Y ahora mi oración es que las generaciones venideras, mis hijos, nietos y bisnietos sepan que ellos pueden jugar, reír, llorar, cantar, acostarse, amar, comer, y relajarse en Él. Quiero que ellos, también, moren en su Señor y encuentren su verdadero hogar en Él.

“Nos has hecho, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti.”
Agustín de Hipona

 

Un comentario sobre “Nuestro Hogar

Agrega el tuyo

  1. Dios bendiga y siga prosperando tu ministerio, les recordamos con aprecio y cariño y oramos por ustedes,hermosa reflexión y que Dios sea siempre nuestro «refugio».

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Blog de WordPress.com.

Subir ↑

A %d blogueros les gusta esto: