Por Daniela Santiago
Hace unas semanas tuve la oportunidad de ser parte de Tercera Ola, 2019 en India. Estoy muy agradecida con el Señor por permitirme ser parte de esta experiencia.
Uno siempre limita su visión de la vida y de lo que sucede alrededor, sabemos que existe un mundo mucho más grande allá afuera, pero es difícil entenderlo. Más allá de nuestras fronteras existen diferentes formas de vivir y de comprender lo que significa seguir a Cristo. Muchas veces significa perder la vida, en otras ocasiones, perder la libertad; pero todos esos posibles riesgos no se comparan con el amor y el compromiso de extender el reino de Dios, en todo el mundo.
Fue increíble poder conocer y experimentar lo que nuestra Iglesia del Nazareno hace alrededor del mundo. Qué bendición saber que el evangelio de Jesús se extiende hasta los confines de la tierra, y que nuestra familia nazarena está dispuesta a ir.
Uno de los momentos dentro de Tercera Ola que marcó mi vida, fue escuchar el testimonio de las personas que viven y sirven en áreas de Acceso Creativo, lugares en los que compartir las buenas nuevas de Jesús requiere de mucho compromiso, mucha paciencia, mucha sabiduría y mucha perseverancia. Escuchar que se sentían libres para poder gritar y alabar a Jesús en ese momento, puesto que, en su país, debían hacerlo todo en silencio y a escondidas. Con lágrimas en los ojos y un deseo aún más grande de servir, me di cuenta que la mies sigue siendo mucha, y que Dios sigue necesitando más personas que respondan “Envíame a mí.”
Acostumbrada a los resultados fugaces, fue un reto enorme para mí escuchar cómo se trabaja en estos países. Pero mi corazón se llenaba más y más de gozo al saber que el mismo fuego que el Espíritu Santo ha puesto en los corazones de nuestros hermanos para servir en estos lugares, es el mismo fuego que arde dentro de mí. Comprendí que Dios es un Dios de orden y procesos, que mi respuesta a su llamado está vigente, y que, a pesar de sentirme limitada para servir en este momento, estoy justo donde Él quiere que esté. Los dones de Dios son irrevocables, como también lo es su llamamiento.
Convivir, conversar, intercambiar ideas, estrategias, puntos de vista y recursos de evangelismo creativo con personas de más de 60 países diferentes, fue una experiencia que realmente ha cambiado mi perspectiva del mundo, de lo que es cultura y lo mucho que ésta influye al momento de crear y planear estrategias para compartir el evangelio.
He aprendido muchas cosas en este viaje, que la paciencia es recompensada por el Señor, que todo comienza con la oración, y que decidimos ir a las personas que no le conocen por el amor que tenemos por Jesús y su evangelio.
*Daniela Santiago es líder juvenil en el Distrito Oaxaca Norponiente en México.
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