Por: Derwin L. Gray
Traducido del artículo original en: Christianity Today – 20 de abril de 2015
Existe una diferencia abismal entre ser un gran comunicador y un gran comunicador del evangelio. Este artículo es para compañeros predicadores porque me importa Jesús, Su iglesia, alcanzar a los perdidos y el discipulado. Quiero desafiar a los predicadores a que prediquen el evangelio, y no sermones de autoayuda rociados con el “polvo mágico” de Jesús. Este tipo de predicaciones prácticas, pero sin poder, produce discípulos del «polvo mágico».
Este artículo también es para ayudar a las personas que escuchan los sermones a identificar una buena predicación centrada en Cristo y en el evangelio veraz. Lo que escuchemos nos moldeará a la imagen de lo que se está predicando. No me considero un experto en predicación, solo intento ser fiel a Jesús, a Su evangelio y a Su pueblo. Para lograrlo, cuando estoy preparando un sermón, reviso un cuadro llamado «Las seis C’s de una predicación que transforma vidas». Quizás esto también pueda ayudarte.
- Conságrate a ti mismo
Cuanto más predico, más me doy cuenta de que no son las ilustraciones creativas o mis habilidades de predicar las que transforman a las personas, es el poder de Dios, el Espíritu Santo, el que transforma a las personas. Mientras estudio el texto, oro ante todo para que Dios use el texto para transformarme. Quiero que mi Biblia se manche de mis lágrimas al llorar por la gloriosa obra del evangelio que Jesús está haciendo en mí y por lo que puede hacer en Su pueblo. Quiero que la gente sienta el poder de Dios a través de un hombre que necesita en gran manera del evangelio que está predicando.
- Cristo céntrico
La gente necesita las Buenas Nuevas, no buenos consejos. Las Buenas Nuevas son lo que Jesús ha logrado a través de su vida, muerte, resurrección y ascensión. También es el envío del Espíritu Santo para que los propósitos redentores de Dios puedan sostener a la humanidad.
Los 66 libros de la Biblia tratan sobre Jesús (ver Juan 5: 39-40), y él es la llave interpretativa que abre sus riquezas. La Biblia debe interpretarse de una manera Cristo céntrica, no centrada en el hombre.
Jesús no es una nota al pie de página en nuestra historia; él es la historia. Y es su historia de gracia y gloria la que da forma a nuestras vidas, para que podamos vivir mostrando su Reino en todos los aspectos de nuestras vidas.
En un esfuerzo por predicar de manera práctica, muchos predicadores han dejado prácticamente a Jesús fuera del sermón. Solo aparece al final como en los créditos de una película. Un gran sermón mueve al oyente a alabar a Jesús por lo que ya ha hecho y el trabajo que quiere hacer a través de Su pueblo.
- Claro
Es mejor ser entendido que ser “buena onda”. Es mejor ser claro que creativo y bonito. La gente necesita que seamos explícitos. Diles el por qué, el qué y el cómo del sermón.
- Convincente
Jesús, su obra de gracia, su iglesia y su Reino son convincentes. A veces, pareciera que hemos perdido la confianza en el evangelio. Con demasiada frecuencia, los sermones no exploran la gran belleza de Jesús y su obra redentora. Sé que cuando prediquemos a un Jesús exaltado y glorioso, la gente se sentirá convencida.
- Confrontador
Dios no quiere que intentemos, sino que permanezcamos en él (ver Juan 15: 5). Un sermón que confronta no es un sermón de condena. La confrontación atrae a las personas a Jesús porque están impresionados por lo que Jesús ha hecho para que sean el pueblo de Dios. Un sermón que confronta, le muestra a la gente que es una locura espiritual no permanecer en Cristo.
- Causa
Predique el evangelio de tal manera que al final del sermón, ¡Jesús sea el héroe! Lo que quiero decir es que, para que lo que predicamos se cumpla en la vida de una persona, Jesús, a través del Espíritu Santo, debe hacerlo. Este tipo de predicación invita a las personas a unirse a Jesús en su gran causa llamada la Gran Comisión porque el poder que los capacita puede ayudar a cualquiera, y ellos querrán compartirlo.
Amigos, honremos a nuestro gran Dios y rey cuando nos confía la oportunidad de compartir Su mensaje de amor y gracia. Debemos desafiarnos a centrar continuamente nuestro mensaje en Jesús.
Piensen en eso.
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