El Alivio de la Santidad 

Por: John Eldredge

Recientemente leí el siguiente devocional de John Eldredge. Me encanta cómo correlaciona la santidad con una libertad total, en lugar de solo un regalo estático o un estado del ser. ¡Qué alivio es realmente cuando le damos todo a Dios y le permitimos obrar en y a través de nosotros como Él desee!

“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.” (1 Tes. 5:23-24, El Mensaje).

La esperanza del cristianismo es que puedas vivir la vida como Jesús. Esa hermosa bondad puede ser tuya. Él puede sanar lo que ha ido mal en lo más profundo de ti. La forma en que lo hace es para darte su bondad; te lo imparte, es casi como una transfusión de sangre. Tienes la oportunidad de vivir su vida, -es decir, vivir cada día por el poder de su vida dentro de ti-. Él te hace santo complementándote. Él te complementa haciéndote santo. Amigo, la búsqueda de una santidad profunda y genuina vale lo que te cueste.

Piense en cómo te sientes cuando cometes alguna ofensa: (gritar a tus hijos, guardar resentimiento o amargura hacia un amigo). Cualesquiera que sean tus arrepentimientos, piensa en cómo te sientes cuando cometes estos actos repetidamente, cuando prometes no volver a hacerlo nunca más y te encuentras haciéndolo momentos después. Y piensa en el gran alivio que sería estar libre de toda esa pesadilla enredada. Me refiero a ser tan libre que simplemente no luches con lo que sea que te acecha; que no sea un problema.

Ese es el alivio absoluto de la santidad. Eso es lo que sucede cuando la vida de Jesús invade tu vida.

Jesús, dame tu santidad. Invade mi vida, mi respirar. Te pido que vengas.