La Evidencia del Espíritu Santo

santidadEscrito por: Raphael Rosado, Puerto Rico

Una de las preguntas que más me hace la gente con la que trabajo es como pueden estar seguros de que el Espíritu Santo habita en ellos. Es una pregunta a la que todos nosotros nos enfrentamos en algún momento de nuestras vidas. Algunos de los ministros más importantes de la historia lucharon con esta pregunta durante años, como por ejemplo: Juan Wesley. Este hombre de Dios en un momento estuvo a punto de renunciar a su ministerio y abandonarlo todo porque no sentía seguridad de la obra que el Espíritu Santo había hecho en él.   No fue hasta una noche en un servicio en Londres que sintió un fuego en su corazón y estuvo seguro de que el Espíritu Santo habitaba en él.

Algunas personas comparan la experiencia con el Espíritu Santo con sentir ríos de agua viva corriendo por su cuerpo, otros con hablar en lenguas, o idiomas. En mi caso y en el de otros hermanos simplemente reclamamos la promesa del Espíritu Santo y creímos que Él lo hizo, desde ese día en adelante nunca hemos mirado atrás. He escuchado sobre tantas experiencias distintas que entiendo por qué, a veces, los hermanos se confunden.

Como todas las cosas que tienen que ver con nuestra vida espiritual, no debemos buscar en las experiencias de otros lo que la Biblia claramente delimita. ¿Cuál es la prueba de que el Espíritu Santo habita en ti? Existen dos y ambas son sobrenaturales. La primera se encuentra en Corintios 13. Si yo hablare lenguas, profetizo, interpreto, si mi fe fuera como un monte, si reparto mis bienes o entrego mi cuerpo pero no tengo amor de nada me sirve. La prueba más importante de la presencia del Espíritu Santo en una vida es el amor por la humanidad. En Juan 15:12, Jesús dijo: “Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.” Cuando amamos a nuestros hermanos con el amor sobrenatural que movió a Jesús a entregar su vida, tenemos una prueba fehaciente de que el Espíritu Santo habita en nosotros.

En segundo lugar existe una evidencia que está íntimamente ligada a un segundo problema: ¿las personas llenas del Espíritu Santo pecan? Esta es una pregunta difícil pero una vez más la Biblia la contesta: En 1 de Juan 2:5-6 se nos dice: “Pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en Él.” El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. Si realmente el Espíritu Santo ha perfeccionado el amor de Dios en nosotros, comenzaremos a caminar igual que Jesús, pareciéndonos a él cada día más.

Sé lo que estás pensando: sentir los ríos de agua viva y hablar en lenguas son más fáciles. El amor sacrificial y una vida de santidad son más difíciles, ¿no?

Oro porque permitas que el Espíritu Santo haga ese milagro eterno en tu vida.

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