Escrito por: Johanna Reardon / Trad. por: Yadira Morales
La importancia del silencio
Vivimos en una sociedad ruidosa. De hecho, la mayoría de la gente ve el silencio como el enemigo. Encendemos la televisión tan pronto como nos levantamos para ver las condiciones del tiempo y los titulares. Entramos al auto y encendemos la radio. Cuando corremos, tomamos el iPod. Incluso conozco gente que no puede dormir a menos que un ventilador esté funcionando en segundo plano. Como personas, no nos gusta el silencio.
En mi casa, tengo una señal que cita a Ralph Waldo Emerson: «Estemos en silencio para que podamos escuchar el susurro de Dios», porque necesito un recordatorio físico de que necesito silencio para escuchar a Dios. Esto requiere disciplina y un cambio radical para la mayoría de nosotros. A veces se necesita toda la fuerza de voluntad que tenemos, simplemente mantener las manos a distancia. Es mucho más fácil ceder y simplemente divertirse. Pero si lo hacemos, estamos dando una diversión temporal para algo que podría ser de valor eterno.
El silencio también incluye acabar con la conversación de un solo sentido que la mayoría de nosotros consideramos oración. Cuando me convertí en cristiana me enseñaron a pedir fielmente mi lista de oración a Dios todos los días. Fui bastante buena en esto, pero finalmente me di cuenta de que yo era la que estaba hablándolo todo. Yo estaba dándole mi lista a Dios de la manera que le daría una lista de órdenes a una persona de atención al cliente, nunca permitiéndole una sola palabra.
Cuando empecé a estar en silencio delante de Dios, Él fue capaz de empezar a cambiar mis oraciones, deseos, y la dirección para que yo estuviera en sintonía con lo que él tenía para mí y mis seres queridos. También empecé a disfrutar mi tiempo con Dios. Después de todo, Él tiene mucho más cosas importantes que decir que yo. Sentarme tranquilamente con la palabra de Dios abierta en mi regazo, se ha convertido en una forma gratificante de escucharlo. Incluso me ha dirigido en cómo debo orar por otros de una manera que nunca habría considerado si yo sólo le diera mi lista.
Has tiempo para la Soledad y Silencio
Te estarás preguntando cómo encajar la soledad y el silencio en el mundo de tu ocupada vida. En primer lugar, puede que tengamos que decir que no a algunas cosas. Podría ser tan simple como mantener el televisor o la computadora apagado y negarse a contestar el teléfono una noche a la semana. O bien, si como yo, estás excedido en actividades, puede que tengas que decir que no a un buen área de servicio para ganar tiempo necesario en la presencia de Dios.
He encontrado tiempo para la soledad y el silencio en mi viaje al trabajo. Anteriormente me gustaba escuchar música, la radio, y libros grabados. Ahora me paseo en silencio. Cuando me meto en el auto, le pido a Dios que me deje claro lo que él quiere que yo sepa. A veces, estoy convencida de pecado, gano dirección para mi vida, o encuentro la paz en el miedo. Otras veces mi mente divaga. Pero sé que estoy en la presencia de Dios y que él tiene mi atención si quiere decir algo.
Si tienes niños pequeños en casa, la búsqueda de la soledad y el silencio es difícil. Tal vez tu cónyuge o un amigo estarían dispuestos a cuidarlos durante una hora mientras te sientas en un parque, das un paseo, o te sientas en una iglesia vacía. Susanna Wesley tenía al menos nueve niños en casa a la vez. Sus famosos hijos Juan y Carlos Wesley se acordaban que para practicar la soledad, ella tenía que lanzar su delantal sobre su cabeza. Sus hijos estarían en silencio, porque sabían que ella estaba orando.
Mantén tus expectativas realistas
Piensa en la última vez que te tomaste tiempo para la soledad y el silencio. ¿Qué pasó? ¿Dios apareció? ¿Fue simplemente aburrido? ¿Te dormiste? ¿Qué esperabas? ¿Estaba a la altura de tus expectativas?
Incluso cuando tienes tiempo para estar en soledad y silencio, Dios no siempre te hablará. Muy a menudo cuando estoy en momentos de soledad y silencio, no escucho nada. Pero vale la pena tomarse el tiempo para hacer eso por lo que Él tiene mi atención si lo necesita. Esto es importante tenerlo en cuenta. Si esperas con impaciencia grandes gemas cada vez que te encuentras con Dios, estarás muy decepcionado y perderás el interés. En su lugar, tienes que entenderlo como simplemente estar con él, en la misma forma en que te gustaría estar con alguien que amas. Cuando llegues a Él, di algo como: «Dios, yo sólo quiero estar en tu presencia, porque Te amo. Dime lo que quieras que yo sepa. Estoy escuchando pero si no hay nada que necesite saber ahora, sólo ayúdame a disfrutar estar contigo».
Entonces no te sientas culpable si tu mente se distrae y terminas pensando en lo que tienes que hacer ese día. Cuando te des cuenta de que tus pensamientos están a la deriva, simplemente comienza a estar disponible para escuchar la voz de Dios otra vez. Es por eso que hacer esto con una Biblia abierta en tu regazo es bueno. Nos ayuda a mantener la concentración y tenemos la Palabra de Dios que nos habla. Comienza con algo así como el Salmo 63, Mateo 5: 1-16, o Colosenses 3: 1-17. Lee un pasaje y luego siéntate en silencio durante al menos 30 minutos. Dile a Dios que estás dispuesto a escuchar lo que quiera decir. Si nunca has hecho esto antes, va a parecer muy largo, pero aguanta.
Desde que he hecho de esto una parte regular de mi vida, muchas cosas han llegado a su lugar. Soy mucho más saludable emocionalmente porque mi vida es más equilibrada y tengo una mejor comprensión de por qué Dios me creó y lo que Él quiere que haga. También disfruto más de mi relación con Dios, lo que se refleja en todas las áreas de mi vida.
-Johannah Reardon es la ex-editora de ChristianBibleStudies.com. Ella bloguea en www.johannahreardon.com y es autora de siete libros de ficción y una guía devocional familiar.
– Artículo publicado originalmente en: http://www.christianitytoday.com/biblestudies/articles/spiritualformation/silencesolitude.html?start=3
Deja una respuesta