La palabra más ofensiva en América – Parte 1 de 2

Por Curt Devine

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Esta palabra es la raíz que enciende a los connacionales. Y por supuesto, afecta tu fe.

En una ocasión me quedé en un convento católico lleno de estrictas y arrugadas monjas en Hyderabad, India. Una noche, mis amigos y yo decidimos salir a divertirnos, ir por comidas y bebidas etc. Pero conforme nos aproximamos a la puerta principal del complejo, nos encontramos a la Madre Superiora. Como la más grande, fría e intimidante de las monjas, nos dio órdenes estrictas: «Vuelvan antes de las 9:00pm o cerraremos las puertas y soltaremos a los perros guardianes antes de que ustedes hayan regresado.»

Por supuesto que esto tan sólo logro que nos sintiéramos más ansiosos de desafiar su autoridad. Nos burlamos de sus órdenes y huimos a comer la picante comida tandoori sin ninguna preocupación en el mundo. Naturalmente que regresamos después del toque de queda y asumimos que estábamos en nuestro derecho porque la monja nos había invadido la libertad de hacer lo que quisiéramos, cuando quisiéramos hacerlo. Y aunque los perros guardianes resultaron ser unos cachorritos de 5kg, nuestras relaciones con el convento se volvieron tensas, y todas nuestras actividades llamadas organizaciones de misiones, se cuestionaban ante los ojos de las monjas.

Más que un incidente aislado de rebelión juvenil, vi esto como el reflejo de una ideología más amplia que impregna nuestra cultura. Somos la tierra de la libertad, el hogar de los valientes, un continente fundado sobre la revolución y la autonomía individual. Estas son cosas hermosas por supuesto, pero también vienen con efectos secundarios.

La palabra más ofensiva para muchos de nosotros es una muy simple de tres sílabas, que insulta nuestras creencias y viola nuestro sistema de valores: someter.

Inherentemente creemos que nadie tiene el derecho de decirnos cómo vivir, a dónde ir o qué hacer. Somos nuestros propios maestros. He oído decir que una cultura puede ser entendida a través de sus celebridades, y así, amamos el ego de músicos como Shakira, la imagen de revolucionarios como el Che Guevara, y a las estrellas del entretenimiento televisivo como el Dr. House. Todas estas figuras representan rebeliones individuales contra las autoridades. Se rehúsan a someterse, y los amamos por ello.

Aunque la mayoría de nosotros no nos rebelamos como los excéntricos mencionados anteriormente, con frecuencia desafiamos la autoridad en formas sutiles. Volamos por las carreteras y luego nos sentimos agredidos cuando el oficial de policía obstruye nuestras rutinas diarias dándonos una multa por ir a exceso de velocidad. ¿Cómo se atreven a decirnos que estamos mal, cierto?

El problema es que esta hostilidad hacia el sometimiento frecuentemente nos deja con muchas ganas de tener una ganancia egoísta sin considerar cómo nuestras acciones afectan a otros. Y lo más importante, endurece nuestros corazones para poder cumplir la voluntad de Dios.

Este artículo continuará en la siguiente entrada.

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