Por Scott Armstrong
«Alegraos, oh justos en Jehová; en los íntegros es hermosa la alabanza. Aclamad a Jehová con arpa; cantadle con salterio y decacordio. Cantadle cántico nuevo; hacedlo bien, tañendo con júbilo» (Sal. 31:1-3).
(Leer Salmo 31:1-12)
Experimentemos juntos estas palabras de adoración por unos pocos minutos…
Mientras empezamos este salmo, se nos instruye a hacer música para Dios, cantarle, tocar instrumentos, gritar de gozo, usar toda forma de música posible para alabar a nuestro Señor (v. 1-3). ¿Por qué? Contemos las razones. Lo adoramos porque Él es el Dios:
–Quien es Justo y Verdadero (v.4). Él es siempre justo en sus decisiones.
–Quien es Fiel (v.4). Él guarda sus promesas, y siempre podemos confiar en ellas.
–Quien Ama la Justicia y la Rectitud (v.5). Él hace lo que es correcto y bueno, y se deleita en que otros hagan lo mismo.
–Cuyo Amor Nunca Falla (v.6). Su amor nunca se acabará; Él ama a cada persona, en cada momento y situación en la que estén.
–Quien es Creador (v.6, 7, 9). De la nada Él soñó el mundo y cuando lo dijo lo hizo real. De la nada, Él creo una obra de arte como tú.
–Quien es Asombroso (v.8). Su grandeza merece nuestra alabanza. A la luz de su insondable gracia, el mundo entero doblará sus rodillas y lo adorará.
–Quien está en Control (v.10). Las naciones y los reyes de este mundo no tienen el control; Él tiene siempre la última palabra.
–Quien es Constante (v.11). A través de las edades, sus promesas nunca cambian y su voluntad será cumplida siempre.
A la luz de estas razones, podemos ver por qué el escritor canta, “Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová, el pueblo que él escogió como heredad para sí” (v.12).
¿Cómo alabarás a un Dios tan increíble hoy?
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